El Barça necesitaba otro milagro, pero esta vez no fue posible. El equipo de Luis Enrique recuperó el 4-3-3, y con él a Jordi Alba, para intentar otra remontada épica. La Juventus, sin embargo, saltó al césped del Camp Nou con una actitud muy distinta a la mostrada por el plantel del PSG, el cual desaprovechó hace más de un mes una ventaja de cuatro goles cosechada en el Campo de los Príncipes.

Una primera parte para ilusionar

El aficionado culé, consciente de que todo es posible si en el terreno de juego comparecen Messi, Neymar y Suárez, volvió a soñar durante la primera parte, pues el Barcelona hizo retroceder a un equipo italiano que sólo alcanzaba a despejar balones y a sacudirse con alguna contra que otra, las cuales, no obstante, bastaban para detener los corazones blaugranas.

Una muralla inexpugnable

La rabia de Neymar, que volvió a liderar a los de Luis Enrique ante el desconcierto de un Messi férreamente cubierto, no bastó para doblegar al cuadro italiano. Los de Allegri estuvieron pletóricos en defensa, desquiciando a un Suárez más negado que nunca. Los minutos fueron pasando y el Barça, pese a tener un control absoluto de la posesión y varias ocasiones que se fueron próximas a la madera, fue paulatinamente perdiendo la magia e impulsándose con más corazón que Fútbol.

Así, mientras la esperanza de otra noche épica se apagaba, el Barcelona siguió atacando hasta con cinco delanteros, tras la entrada de Alcácer y la ubicación a la desesperada de Piqué al borde del área turinesa.

La afición, a diferencia de lo ocurrido el 8 de marzo, cuando algunos seguidores se enteraron de la remontada en las inmediaciones del Camp Nou, esta vez no abandonó el campo, apoyando hasta el pitido final a unos cracks que, si se tiene un mínimo de memoria, merecen el respeto y la admiración del mundo futbolístico.

Gerard Piqué agradeció el empuje del público en los últimos minutos mediante uno de sus célebres tweet: “Gracias afición.

Nunca había visto el Camp Nou reaccionar así después de una eliminación. Orgullo y emoción”. Queda por ver qué consecuencias anímicas tendrá el adiós a la Champions League para lo que viene, siendo la viva imagen de la desolación culé las lágrimas de Neymar, que fue abrazado por su compatriota y ex-compañero de club Dani Alves. La próxima cita es el clásico contra el Madrid del próximo domingo 23 abril, festividad de Sant Jordi en Cataluña.

Resumen del partido: