Un alma bondadosa encontró una cría de erizo junto a una carretera de Gales, en Reino Unido, y la llevó a casa para cuidarla. Pero el bebé erizo no respondía a los desvelos de su bienhechora, por lo que esta decidió acudir a un centro especializado. Y allí, en el Hospital Lower Moss para la vida silvestre, se descubrió la verdad: el erizo estaba inapetente porque, en realidad, era un pompón de lana.
Las buenas intenciones y la confusión de identidad, claves en el caso del ‘erizo bebé’
Esta es una historia que habla, sobre todo, de la bondad humana.
La amabilidad y el amor por los Animales que “derritió el corazón” de los trabajadores del centro de recuperación de animales Lower Moss de Cheshire, en el Reino Unido.
En una publicación en su página de Facebook, el hospital animal Lower Moss explicaba que “un alma bondadosa” se había presentado en su centro preocupada por el estado de salud de la cría de erizo que había rescatado.
Según la doctora Janet Kotze, veterinaria del centro, se trataba de “una señora de unos sesenta o setenta años”, que se expresaba bien y que mostraba “buenas intenciones”. Así lo relató la veterinaria en sus declaraciones al diario The Independent.
Esas buenas intenciones y su amor por los animales la llevaron a confundir la identidad del esponjoso pompón, posiblemente procedente de un gorro de lana.
El ‘erizo pompón’ no probó la comida para gatos
Tras encontrar a lo que pensaba que era una cría de erizo, esta buena samaritana del mundo animal observó que el animal parecía “tener frío” y estaba acurrucado sobre sí mismo. Cuando llegó a casa, según el diario The Sun, colocó a la cría en una caja de cartón con un fondo de papel de periódico y le dejó cerca un cuenco con comida para gatos.
Después de horas de vigilancia, observó que no había tocado la comida para gatos y que tampoco se movía.
Fue entonces cuando resolvió acudir a los especialistas, y se dirigió al hospital Lower Moss Nature, donde descubrió que en realidad había estado cuidando de un pompón.
Cómo cuidar un erizo abandonado
Desde el centro de cuidado de la vida silvestre se mostraron conmovidos, y señalaron que la protagonista de esta tierna historia había actuado de forma correcta en lo que a rescate animal se refiere.
En efecto, desde el hospital Lower Moss recuerdan que, al igual que la bondadosa señora de Gales, lo adecuado es “meter al erizo en una caja con una fuente de calor”, acudir a un centro veterinario y no estresar al animal.