España es un país donde la cultura cinematográfica en muy apreciada y lamentablemente hay muchos países y comunidades que no tienen el privilegio de asistir a una sala de cine. Por eso, dos españoles han querido llevar la industria del cine a lugares donde no existe la oportunidad de tener enormes salas de teatros con cómodos asientos. Cinecicleta se llama el invento que llevaron la ingeniera Isabel Segura y el profesor Carmelo López más allá del aspecto comercial y de grandes ingresos que puede tener una industria como esta.

¿Cómo funciona?

Para ver una función no tienes que pagar nada o al menos no con dinero.

La retribución es por pedaladas de una bicicleta estática, por eso su nombre Cinecicleta, cine más bicicleta. Mientras mueves los pedales produces energía para encender el proyector y ver la película, o sea la energía viene de la fuerza humana. Con este invento han llegado a 14 países, desde Marruecos a Madagascar en dos años. Y todo este recorrido de 18mil kilómetros lo hicieron en bicicleta.

Reacción de los niños de las comunidades visitadas

López cuenta a Rtves que había visitado lugares donde las dos últimas generaciones no habían visto una pantalla grande en su vida y que los pequeños al final de la proyección se acercaban a tocar la pantalla para ver qué pasaba allí, de donde venía eso. Han visitados lugares de centros de niños esclavos, de mujeres maltratadas, cientos de aldeas recónditas e incluso hasta una cárcel.

El objetivo de este emprendimiento es difundir cultura, cine local y sobre todo entretener, sorprender a la gente. La mejor parte para los niños que se sentaban a ver la función era verse en la gran pantalla, ya que al llegar los españoles les grababan y luego reproducían la filmación en la lona blanca.

Este recorrido no ha sido fácil, para llegar a todas las comunidades tenían que cargar con 150 kilos entre el material de trabajo y sus cosas, también se enfermaron tres veces de malaria, pero aun así lograron llegar a las 217 proyecciones.

El mejor regalo para ellos era ver las caras de los niños de fascinación, disfrute y diversión, a pesar que la realidad de los pequeños era otra y una muy triste.

Ahora Segura y López están en España con la esperanza de que este recorrido pueda tener una segunda parte. Y todos esperamos que la pueda tener, ya que es un proyecto muy bonito. Es una forma de que esas personas que están pasando por una situación tan difícil de imaginar, puedan desconectarse, aunque sea por unas cuantas horas.