Desde que el mundo es mundo el ser humano se ha hecho ésta pregunta: ¿cómo puedo cortar cebolla sin llorar? En este caso, la cantidad de lágrimas son directamente proporcionales a la cantidad de cebolla que debas picar. Hay muchas teorías al respecto, y seguro que has puesto en práctica más de una para paliar esta molesta circunstancia.

Desde ponerte un trozo de cebolla encima de la cabeza, hasta preparar el plato con gafas de buceo. Pero imagina que invitas a tu chica a cenar en casa. No sería un espectáculo muy bonito que te viera con todo eso puesto.

¿Y si hubiera algo más discreto, que no llamase tanto la atención? La solución puede estar más cerca de lo que imaginas. Al alcance de tu mano y de tu bolsillo.

Masticar un chicle

Sí. Como lo estás leyendo. Masticar un chicle mientras picas una cebolla para tu receta favorita, hará que esa ingrata hortaliza no vuelva a ser la causante de tus lágrimas. Tendrás que buscar otro culpable. Y de paso habrás encontrado una manera nada llamativa de no llorar delante de tu pareja mientras cocinas para los dos.

¿Cómo es posible?

Quizás pienses que es otro de esos cuentos de viejas que al final no funciona. Nada más lejos de la realidad. No es una cuestión de magia ni de sugestión. Todo esto tiene una explicación científica.

Las lágrimas no vienen de nuestros ojos, sino de unas glándulas cercanas al ojo, que cuando se irritan hacen surgir este líquido elemento.

La cebolla tiene un químico llamado syn-propanotial-S-óxido, que es capaz de poner al límite nuestras glándulas lacrimales y provocar este desconsolado llanto.

¿Cuál es el poder del chicle?

Pues el gran poder del chicle en estos lares, es mantener nuestra boca abierta y así respirar por ella en lugar de por la nariz. Cuando el químico de la cebolla entra por los conductos nasales llega mucho antes a las glándulas y se irritan enseguida segregando lágrimas. Es decir, que al masticar chicle nuestra respiración deja de ser sólo nasal y el compuesto fastidioso no irá directamente a las glándulas lacrimales, sino que se distribuirá por más sitios, y no nos hará pasar esos malos ratos.

El arduo trabajo de picar cebolla habrá dejado de ser una pesadilla con picazón de ojos incluido. Así que si esta labor te pilla en medio de una discusión, y una lágrima asoma a tus ojos, no podrás decir que es por picar cebolla. La próxima vez que prepares una tortilla de patata y cebolla, ten a mano un paquete de chicles de tu sabor favorito.