Una investigación ha demostrado que el COVID-19 también está en la voz y esto podría ser clave para acabar con los conocidos como “test rápidos” gracias a la inteligencia artificial. Una empresa localizada en España, en colaboración con varios centros hospitalarios e investigadores, está realizando un proyecto para poder identificar el COVID-19 en la voz o en la tos de las personas gracias a un algoritmo.
La voz de cada persona es única, tiene una huella única, y es tan reconocible como tu ADN o la huella dactilar, pero también puede verse alterada.
Al toser de una forma determinada, al respirar con mucha dificultad o al hablar, la voz puede ser una huella que permita detectar la presencia del COVID-19. Si finalmente se logra sacar adelante el proyecto, el COVID-19 se podría identificar a través de la voz, con una sencilla llamada desde el domicilio del posible infectado, sin que rompiera la cuarentena y sin que tenga que entrar en contacto con otras personas, sería suficiente para poder diagnosticas (siempre teniendo en cuenta que habría un porcentaje de error) el Coronavirus y se podría prescindir del uso de los test rápidos que son bastante escasos.
Esta forma de muestreo que arrojaría mucha luz sobre las personas que están afectadas por la enfermedad
Sobre esta hipótesis está trabajando “Biometric Vox”, una empresa de tecnología e inteligencia artificial de España, con la colaboración del Departamento de Sanidad del Gobierno de País Vasco, o el cardiólogo Pascual Figal, prestigioso investigador del centro hospitalario “Virgen de la Arrixaca” de la ciudad de Murcia.
Se está estudiando la posibilidad de que exista un algoritmo para descubrir la presencia del coronavirus en la voz
El proyecto está todavía en la fase cero, los investigadores están llevando a cabo la creación de una especie de “biblioteca” de voces y sonidos en los centros hospitalarios, para diferenciar entre las voces de personas que están sanas, aquellas que han dado positivo en el test del COVID-19 o aquellas personas que han logrado curarse.
Este muestreo será el punto de inicio para poder implementar un algoritmo que logre identificar los marcadores biométricos de los sonidos, de las voces de los susodichos tres grupos y, así, establecer una corrección entre los marcadores y el coronavirus.
Sería utilizar la inteligencia artificial de la misma manera que se emplea la voz para identificar a las personas, de manera que se “traduciría” la voz para decirle al médico si la persona está sana, si está enferma de coronavirus o es un caso dudoso, ganando tiempo y evitando el empleo de test rápidos.
Eso sí, no sustituiría el empleo de los PCR, pero podría ayudar a la hora de calcular la incidencia del COVID-19 y cubrir la demanda de los test rápidos ante su poca disponibilidad.