La forma de escribir no solo refleja la personalidad y el estado de ánimo, sino que puede llegar a revelar una parte de nosotros que no conocíamos o creíamos haber olvidado. La prueba está en que cuando escribimos, definitivamente pensamos y es allí donde se enmarca la Grafología. Si tratas de hacer una carta, mientras ves la televisión o hablas con alguien, te costará mucho trabajo debido a que escribir no consiste en hacer nada más el movimiento de la mano, también se requiere poner atención a las órdenes que nos dicta la mente.

“No me pasa nada”; es la respuesta que recibe tu pareja muchas veces cuando estas triste o enojada con ella.

Sin embargo, si tu pareja fuera una experta en grafología y te pidiera que escribieras algo, no podrías engañarla. Fíjate: cuando por algún motivo estamos tristes, la mayoría de nosotros tendemos a agachar la cabeza o arrastrar los pies sin darnos cuenta. Sintiéndonos así sin ganas de nada, lo más seguro es que a la hora de escribir sostengamos el lápiz sin fuerza y por lo tanto, nuestros trazos tienden a irse hacia abajo. He ahí una prueba, lo aceptes o no, de que estas triste ese día.

Poderes ocultos de la grafología

La grafología, considerada por algunos como una ciencia, ha resultado ser tan acertada que ya se recurre a ella en el ámbito profesional, ya que hasta ayuda a aclarar misterios.

Por ejemplo, cuando el testamento de alguna persona resulta sospechoso para la mayoría de sus familiares, un experto puede descubrir por medio de la escritura, si la persona sufría de algún trastorno psicológico o incluso si estaba bajo los efectos del alcohol a la hora de escribir su última voluntad, razón suficiente para invalidar el documento.

Por su parte, un análisis profundo de la escritura, también puede ayudar a los doctores a detectar problemas respiratorios o circulatorios de los pacientes. Y por si fuera poco, es un recurso ideal para personas indecisas, pues a través de la grafología con el estudio de tu letra, un psicólogo puede darse cuenta que materias se te facilitan y cuáles no, un ejemplo, para ayudarte a elegir qué carrera universitaria estudiar.

Finalmente, analizar la escritura no es nada fácil, pues que hay muchos detalles que se toman en cuenta en el ámbito de la grafología: desde la velocidad y la presión que apliques al escribir, hasta el tamaño, inclinación y separación de las letras. Además, un mismo signo puede tener dos significados; el tuyo dependerá de la armonía general de tu letra. Así, una escritura pequeña podría indicar que eres muy minucioso y hasta egoísta.

¿Cómo puedes analizar tu propia letra? Conociendo un poco de la grafología

Ahora que ya sabes de qué se trata la grafología, analiza tu propia letra. Escribe una “A” y busca su significado. Recuerda que esto no definirá por completo tu personalidad porque para ello es necesario también analizar la forma en que unes unas letras con otras.

Veamos algunos ejemplos:

  • Si tu letra “A” es muy sencilla: tienes facilidad para hacer amigos y eres una persona muy equilibrada.
  • Si es una letra culta: significa que a veces tiendes imitar a la gente.
  • Una “A” en forma de triángulo, significa que eres una persona demasiado celosa.
  • Si la prolongación de tu letra “A” es muy corta, significa que vives en tu propio mundo y eres una persona algo tímida.
  • La letra “A” sobre la que se ejerce mucha presión, revela que en el amor te dejas llevar por el corazón.