Con el paso del tiempo aprendernos cosas nuevas pues, es sorprendente saber que las plantas y los humanos no tenemos tantas diferencias, puestos que las a plantas a apartes de respiran también suelen tener latidos similares a los del corazón.
Hay un cierto ritmo de vida en los arboles
Los humanos tienden a despertarse por la mañana y volver a dormir por la noche según un ciclo que llamamos ritmo circadiano. Otros patrones, como su ciclo digestivo y el ritmo de su respiración, son más rápidos que el ascenso y la puesta del sol. Y luego están los latidos de su corazón, golpeando fielmente más de 2 mil millones de veces a través de su vida.
Los científicos han sabido sobre algunos de los ritmos más lentos en el ciclo de vida de un árbol, pero un nuevo estudio ha demostrado que al menos algunos árboles parecen tener un "latido" que tiene un propósito similar al tuyo: bombea fluidos por todo el cuerpo del árbol. "
Eso es lo suficientemente lento como para perderlo, pero es mucho más rápido que cualquier proceso biológico previo que hayamos visto en nuestros amigos del árbol. Ese patrón lento hizo que los investigadores pensaran que la teoría de la evaporación no podía contener el agua, y un patrón similar al pulso podría ser una mejor explicación. O, en las propias palabras del hombre, "Nosotros".
Aun no sabemos como funciona
La parte más emocionante es que podríamos tener una nueva explicación para una parte de la fisiología de las plantas que nunca estuvo del todo bien con los botánicos.
Pero la mala noticia es que todavía no sabemos exactamente cómo funciona. Citando el hecho de que los investigadores han registrado troncos de árboles que se encogen hasta 0,5 milímetros en el transcurso de un día, los investigadores sugieren que esto podría ser parte del mecanismo que exprimiría el agua en el tronco del árbol.
En cualquier caso, hay mucho más que aprender sobre cómo funciona todo.
Esta no era la primera vez que Zlinszky se sumergía en la sorprendente actividad que se desarrollaba en las profundidades del bosque. En 2016, midió los ritmos circadianos de los árboles y descubrió que las ramas de los abedules caían hasta 10 centímetros (4 pulgadas) cada noche.
Esa caída puede ser una cuestión de fotosíntesis que cae cuando no sale el sol, pero Zlinszky sugiere que también podría ser el resultado de árboles que se relajan durante la noche. Si los árboles endurecen sus ramas para atrapar la mayor cantidad posible de rayos durante el día, entonces pueden soltar esa tensión por la noche para rejuvenecer.