Los cráneos alargados, también llamados por algunos expertos como "elongados", se han constituido en hallazgos arqueo-antropológicos relativamente frecuentes en Europa, Norteamérica, Centroamérica, Sudamérica, África y Asia. La mayoría de las veces, se les ha considerado como una práctica religiosa relativamente normal en algunas (por no decir que "muchas") culturas antiguas. Sin embargo, el denominado "Cráneo 44 de Paracas" presenta características de lo que parece ser uno de los cráneos extraterrestres que, según algunos expertos, se han encontrado alrededor del mundo.

Resulta que esta estructura ósea pesa un 60 % más que el cráneo de los seres humanos y de los de otros homínidos que han existido (y que aún existen) en el planeta, al tiempo que su tamaño es un 28 % más grande que los ya aludidos. Según la opinión de muchos miembros destacados de la comunidad médica, es imposible que, aún siendo de bebés, estos cráneos pudiesen haber nacido de una mujer, si se tienen en consideración las medidas de la pelvis femenina. A propósito del tema médico, se ha dicho que un genetista de Estados Unidos determinó que los fragmentos de hueso, cabello, dientes y piel aún adherida a esta estructura craneal, no cuentan con ADN humano.

¿Quién es el genetista que examinó este cráneo extraterrestre?

Ha sido el interrogante que muchos se ha formulado, desde que se informó que las muestras habían sido enviadas a Texas, Estados Unidos. No obstante, todo indica que el genetista (del que sólo se conoce el apellido, gracias a una "navegación profunda" en internet) es Pozos de Spencer quien, ademas, es antropólogo.

Se sabe que existe, pero no se le ha podido hallar para indagar sobre el tema.

Ahora, independientemente de que se hayan practicado las pruebas o no, los argumentos restantes que se han esgrimido son más que suficientes para considerar que se trata de un cráneo extraterrestre. Según un estudio realizado por la Universidad Estatal de Arizona y publicado en la prestigiosa revista Journal of Archaeological Science, estos seres (¿humanos?) se alimentaban de maíz, frijoles y mariscos, lo que permite concluir que ya estaban plenamente adaptados a la vida en la tierra.

De otro lado pero en el mismo orden de ideas, anotemos que mediante las técnicas utilizadas por las culturas antiguas que alargaban los cráneos de los recién nacidos, es imposible aumentar el tamaño y el peso natural, por lo que se considera que, realmente, se trata de un cráneo extraterrestre. Aunque no faltan los detractores que siempre aparecen en estos casos, los indicios son más que convincentes.