El alma podría perdurar tras la muerte del cuerpo informa el Home of the Daily and Sunday Express, la información parte de los experimentos e investigaciones del equipo del físico Roger Penrose, lo que sorprende es que los investigadores del célebre Instituto Científico de física alemán Max Plank, estén casi completamente de acuerdo al respecto.
Penrose dice que tiene pruebas de que los microtúbulos proteicos “contienen información cuántica sobre el ser humano”, a la que los teóricos religiosos denominan alma (atman) el término sánscrito atman o atma significa 'alma espiritual'.
El 'The Daily Express' continúa citando a Penrose como fuente diciendo que si alguien fallece se libera la información sub-atómica al Universo, estos hechos también comprobarían las experiencias cercanas a la muerte de algunas personas que han sido consideradas médicamente fallecidas, y si el proceso es temporal les vuelve el alma al cuerpo y continúan viviendo, en cambio si mueren las partículas continuarían existiendo como información cuántica, “lo importante de esta parte es que según las leyes de la cuántica el tiempo y el espacio tienen características sorprendentes, así en el espacio y tiempo cuánticos no tendríamos forma humana y nuestra edad física podría variar en cientos de años futuros o pasados (aporte subjetivo del autor)”.
Por su parte, los científicos del Max Plank replican que cuando morimos físicamente, existe un infinito más allá. Hans-Peter Durr vocero de este prestigioso instituto de Baviera Alemania, habla del otro mundo, "cuando el cuerpo muere, el campo espiritual cuántico permanece"
Es inexplicable para nuestra percepción particular concebir lo complejo de estos conceptos, terminé por rendirme en toda mi mediana inteligencia cuando un científico afirmó que ciertas acciones del presente podrían incidir en el pasado, y ahora me vienen con la prueba de la existencia del alma, claro que corroboran las teorías de la mayoría de religiones del mundo y las afirmaciones de escogidos gurús de la India. Casi a modo de eufemismo me propongo seguir empapándome de estos asuntos como siempre en la lectura de publicaciones científicas, y ahora no me tocará más que también leer literatura religiosa.