Tengo una amiga, que cada vez que tiene un día malo en el trabajo, lo paga con su pareja cuando llega a casa. El día lo termina terriblemente enfadada o llorando. Angustiada siempre me dice que no puede hacer nada al respecto. Pero ella, nunca pide un abrazo. ¿Te suena?

El ritmo de vida que llevamos es tremendo. La falta de control sobre lo que ocurre a nuestro alrededor es nuestra realidad.

Y la inexperiencia en gestión emocional es nuestro talón de Aquiles. Por estos tres motivos nuestros niveles de felicidad diarios, suelen caer en picado.

¿Por qué no utilizaremos más nuestra gran capacidad de decisión individual para elevarlos?

Estoy segura de que has tenido un día de esos en los que te hubiera encantado no haber salido de la cama.

Imagina que llegas al trabajo y te llama tu jefe para decirte que la presentación que has preparado para la reunión de las 12:00, hay que cambiarla. Un poco más tarde, te notifican cambios en la estrategia del departamento y te convocan a una reunión urgente para explicárselos al departamento.

La reunión termina extendiéndose una hora y media y, te caen “dos marrones” adicionales. Así que, en vez de apagar tu ordenador a tu hora, (las 17:30 ), lo apagas a las 19:00 horas. Y para colmo, de vuelta a casa, te encuentras con un atasco.

El problema real de todo esto es que la situación no has podido controlarla y en tu interior sientes enfado, impotencia, frustración y resistencia al cambio. Es así como, en un día duro en el trabajo, nos convertimos en una bomba a punto de explotar.

Imagina que tienes ese estado de ánimo a la vez que introduces la llave en la puerta de tu casa.

¿Qué ocurre entonces?

¿Gritos? ¿Más enfados? ¿Más incomprensión? ¿Ofendes a las personas que quieres con tu comportamiento y tus palabras hirientes, desagradables o arrogantes?

La bomba estalla contra la persona o personas que más quieres. Lo pagamos con ellas.

Tu felicidad, arrasada. La suya, como mínimo, tocada.

- Lo sé, lo sé, tu no querías que nada de esto ocurriera¡Tú solo querías comprensión y que todo pasara! Pero tu día malo se ha convertido en uno, horrible.

Yo elegí otro camino, uno más sencillo y menos malo. Y fue gracias a mi novio.

Ambos hablamos, y elegimos escoger el camino de la inteligencia emocional y del poder de la decisión individual para aumentar nuestros niveles de felicidad diarios.

A día de hoy, continuamos haciéndolo porque hemos logrado ser más felices con él. Hemos optado por decir lo que realmente necesitamos. Al introducir la llave en la puerta, la abrimos y decimos: “Cariño, he tenido un día horrible en el trabajo y necesito un abrazo”.

Entonces, el otro corre a dárselo y, nos abrazamos.

¿Conoces los estudios de los beneficios del abrazo? El estudio de la Universidad Carnegie Mellon, Universidad de Duke y Universidad de California son algunos ejemplos que demuestran que los abrazos aumentan nuestros niveles de serotonina, dopamina y oxitocina.

Nosotros optamos por buscar lo que verdaderamente necesitamos rompiendo el patrón. Pero, mi amiga, ha seguido abriendo la puerta y pagarlo con sus seres queridos. Es más, aproximadamente 70% de los lectores tras leer este artículo, harán como ella: utilizaran el poder de la decisión individual para prolongar su mal día, en vez de, cortarlo.

Ahora la llave gira y tú decides ¿lo pagas con tus seres queridos o pides un abrazo?

Compartiendo Felicidad (Sección BlastingNews Davinia García)

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