Según el Dr. Valentí Rull, en realidad estaríamos ante un proceso largo y gradual que tiene que ver tanto con los cambios ecológicos como los culturales. Y esto parece ser cierto, desde luego, antes de la llegada de los europeos en 1722.Solo un verdadero enfoque combinado de estudios sobre el clima, la ecología y la cultura podrían explicar la extinción de esta antigua civilización, caracterizada por las conocidas gigantescas estatuas denominadas moais (*).
Es el resultado del estudio de muestras de sedimentos que tienen un registro continuo de los últimos 3000 años, y que muestra que tanto las sequías como las estaciones húmedas habrían influido en la población isleña.
Y es que en la última década ha habido un gran número de nuevos estudios con diferentes enfoques, además del referente al análisis del polen y el del análisis de otros sedimentos temporalmente incompletos.
Pero la introducción de nuevas técnicas analíticas para identificar los restos de fitolitos y almidones, ha sido útil para localizar las huellas dactilares humanas en secuencias sedimentarias. Los estudios recientes incluyen litoestratigrafía, sedimentología y análisis geoquímicos que permiten la separación de factores ontogenéticos de los conductores externos ambientales de los cambios ecológicos, cambios en particular climáticos y de actividades humanas.
En un artículo anterior se decía que artefactos como los mata´a, objetos triangulares de obsidiana encontrados en Rapa Nui, revelaban que tales herramientas, que originalmente se pensaba eran utilizadas como puntas de lanza, eran de uso general y no armas en absoluto, con lo que se especulaba que la antigua civilización nunca habría experimentado aquella "guerra interna" que tanto se había teorizado.
Tales resultados vienen publicados en la revista Frontiers in Ecology and Evolution.
(*) El significado de los moais, en opinión del arqueólogo y escritor Paul G. Bahu, sería de protectores de los habitantes de la isla del exterior (al menos los del interior de la misma que miran hacia el interior). Serían figuras ancestrales de sus antepasados, que aunque parecidos entre sí, representaban individuos distintos a los que conocían y de hecho adoraban, aunque no serían dioses.