De acuerdo con los gustos y preferencias de una gran mayoría de niños, la comida rápida es, para ellos, lo más sabroso que puedan comer. Sin embargo, ya son conocidas las consecuencias que tiene una dieta rica en grasas como lo son las hamburguesas y sus infaltables secuaces, las patatas fritas. La primera de ellas es, por mucho, la obesidad en la etapa de crecimiento. Sabiendo todo lo que el sobrepeso produce en la salud física y psicológica de un niño, este es un motivo más que suficiente para evitar que tus hijos consuman periódicamente este tipo de alimentos.

Pero ahora, como si esto fuera poco, un estudio acaba de encontrar cierta correlación entre el consumo excesivo de comida rápida y el bajo rendimiento académico.

Detalles de la investigación. El estudio fue llevado a cabo por profesionales de la Universidad del Estado de Ohio, en Estados Unidos, y sus resultados publicados en Clinical Pediatrics. Según se detalla, la experiencia consistió en un trabajo de relevamiento de datos al mismo tiempo que se evaluaban destrezas en distintas áreas del conocimiento: lectura, matemáticas y ciencia. Durante el proceso, una importante cantidad de niños, 11 mil 740 en total, fueron examinados en sus conductas alimenticias y académicas. Según esto, los datos son reveladores: el grupo de pequeños que no consumía comida rápida o solo lo hacía entre una a tres veces a la semana, era el que mejores calificaciones obtenía.

Del total, un 10% dijo comer todos los días este tipo de platos ricos en grasas, y otro 10% señaló hacerlo entre 4 a 6 veces. Sorprendentemente, estos dos conjuntos de niños evidenciaron el rendimiento académico más bajo.

Algunas conclusiones. Conforme a los análisis realizados por los investigadores, una de las posibles causas de esta correspondencia entre alimentación y desempeño escolar, puede ser la carencia de ciertos nutrientes.

Una dieta basada casi con exclusividad en productos y alimentos grasosos, como lo es la comida rápida, implica no solo el consumo excesivo de sustancias perjudiciales para el organismo, sino también el faltante de otros como el hierro, un componente necesario para un óptimo desarrollo de los procesos cerebrales vinculados al conocimiento, la memoria y el aprendizaje. Como se suele oír, los extremos no son buenos: ni mucho ni poco, la comida rápida no tiene que ser el enemigo de ningún niño si los padres lo saben controlar.