Ya ha pasado un año desde los atentados en Barcelona y Cambrils y el entonces consejero de Interior, Joaquim Forn, lo recuerda desde la prisión de Lledoners, donde está encarcelado de forma preventiva por la causa del proceso independentista que Cataluña. "Recuerdo la tensión, la intensidad de las horas y la preocupación. Sufrimos mucho", asegura.
"Que, después de los atropellos en la Rambla, descubriéramos que había relación con la explosión en Alcanar y que más tarde hubiera el ataque a Cambrils, todo ello evidenciaba que estábamos ante un ataque terrorista de envergadura, que afectaba diferentes poblaciones del territorio", añade sobre los momentos de tensión que se vivieron aquellos días y en los que no descansaron ni un solo minuto.
Falta información para luchar contra el terrorismo
Horno recuerda que la cooperación entre los Mossos y el resto de policías del Estado ese día fue correcta, pero insiste en que queda margen de mejora. "No siempre hemos dispuesto de toda la información necesaria, ni la hemos obtenido con la celeridad debida. La lucha contra el yihadismo es una lucha global, y la información, que es un elemento clave, debe ser rápida y directa", apunta.
El ex consejero lamenta que "hoy Cataluña no tiene acceso a determinadas fuentes de información que son primordiales para poder luchar efectivamente contra el terrorismo". "El Estado es celoso a la hora de compartir esta información y esto no es bueno para la seguridad de nuestro país", asegura desde la prisión de Lledoners.
En este sentido, Horno niega que se tuviera conocimiento de las relaciones del imán de Ripoll con las fuerzas de seguridad españolas: "Esta información se supo posteriormente. No sabíamos que el imán Se-Satty era confidente de la policía ni nadie nos había advertido de su peligrosidad". Al mismo tiempo, insiste en decir que la CIA no envió ningún aviso al Gobierno alertando de lo que podía pasar.
A pesar de esta falta de información, sin embargo, el ex consejero de Interior cree que "la seguridad en Cataluña está garantizada". "Otra cosa es que el riesgo cero no existe. Situaciones como ésta pueden volver a pasar. Han pasado a todas las capitales europeas. La pregunta que nos debemos hacer es qué podemos hacer para mejorar aún más la seguridad en nuestro país", asegura.
La prevención es clave para evitar el terrorismo
La información que puedan tener los cuerpos de seguridad es muy importante para evitar otro ataque terrorista, pero no es el único pilar en el que se debe trabajar. "Hace tiempo que se trabaja en diferentes programas que permiten detectar señales de radicalización de determinadas personas. Estos programas se han centrado fundamentalmente en las escuelas y las prisiones", explica.
"Es evidente que en este caso no se tuvieron suficientes elementos que permitieran detectar, y por lo tanto prevenir, un posible atentado. Debemos seguir trabajando en este ámbito, la prevención. Evitar estos procesos y detectarlos. No es exclusivamente un problema que deba abordarse desde el ámbito de la seguridad. La educación y los servicios sociales son otros ámbitos que tienen mucho que decir y hacer", reconoce.