La red de explotación sexual desarticulada hace un mes en Manresa no sólo obligaba a las víctimas a prostituirse, sino que las tenía en condiciones prácticamente de esclavitud. Según han explicado fuentes de la investigación a este diario, los acusados ​​las obligaban a estar en prostíbulo las 24 horas del día para poder atender a todos los clientes que se presentaran. Para asegurarse de que no salieran de los burdeles, siempre estaban cerrados con llave.

En el caso del prostíbulo de la calle Sant Antoni Maria Claret, además, había que teclear un código secreto para poder abrir la puerta de salida.

Sólo los acusados ​​conocían la numeración de este código. Además, las mujeres no se quedaban ningún porcentaje de lo que ganaban. La víctima que denunció los hechos a la policía explicó que la habían dejado sin comer encerrada en una habitación hasta que accedió a prostituirse.

Además, si lo pedía algún cliente, las mujeres eran obligadas a practicar relaciones extremas, incluso la coprofilia, consistente en la excitación sexual producida por heces. Por otra parte, también las obligaban a mantener relaciones sexuales periódicas con un hombre con una discapacidad psíquica.

El último golpe contra la explotación sexual en Manresa saldó con seis detenidos, tres de los cuales han ingresado en prisión provisional, a la vez que se liberaron diez mujeres que eran forzadas a prostituirse, en tres burdeles diferentes de la ciudad y en un cuarto de Barcelona.

La operación, que ha estado a cargo de un trabajo conjunto entre la Policía Local de Manresa y el Cuerpo Nacional de Policía, tuvo lugar el 9 de junio. Según ha podido saber, la red estaba liderada por un ucraniano de 43 años, Petro R., y por su compañero sentimental, también de origen ucraniano, Samil K., de 40 años. Entre los detenidos también está la hermana de Petro R., Smitzana. Los tres se encuentran ingresados ​​en prisión provisional por orden del Juzgado de Instrucción número 4 de Manresa. Los tres burdeles se encontraban en pisos clandestinos de alquiler y ya han sido clausurados.

En cuanto a los otros dos detenidos en Manresa, son un hombre de 39 años de nacionalidad española y uno de 40 años de origen ruso, que hacía de enlace entre las víctimas y la red. La sexta persona detenida es una mujer de nacionalidad española (pero nacida en Ucrania).