La ciudad de Monterrey fue declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la más contaminada de México en el año 2016. Los principales agentes de contaminación son el creciente parque vehicular y las emisiones de las fábricas establecidas. A pesar de esto, ofrece un sinfín de opciones para los amantes de la Gastronomía y de los lugares provistos de naturaleza y paz, que este año puede ser la opción ideal para salir de la rutina.
La Ciudad está rodeada de cerros, imponentes formaciones que pueden alcanzar hasta 2300 msnm (Copetes de las águilas), algunos poseen acceso hasta sus cumbres a un mínimo precio.
El Cerro del Obispado o Asta de bandera, ubicado en el centro, ofrece una vista excepcional del casco urbano, mientras El Cerro de la Silla y el de Chipinque (Sierra Madre Oriental) retan el físico de sus visitantes, proveyéndoles de aire puro al llegar a su cima. Por su parte, el Cerro de las Mitras ostenta un hermoso atardecer, sus picos se iluminan con destellos naranjas que cruzan armoniosamente las nubes. El clima es bastante impredecible debido a esta geografía, por lo que es común disfrutar de una tarde cálida y verse obligado a usar chamarra por las noches.
Una carnita asada para la banda
Se dice que el Cabrito es el emblema culinario de Monterrey, pero los regios son amantes de los cortes de carne, sus favoritos son el sirloin, arrachera, rib eye, aguja y T-bone.
La carne asada es parte de su dieta habitual y motivo para compartir en familia y con amigos. Popularmente los hombres preparan los asados, mientras entonan una canción de banda o corrido, el complemento perfecto son cebollitas, papas asadas, salchichas, salsa picante y la infaltable “Cheve” (Cerveza). ¡Porque cualquier excusa es buena compadre!
Pero si andan con prisas, unos taquitos de trompo o campechanos son la solución; como olvidar los tacos de guisados en la madrugada luego de la parranda, o la barbacoa de borrego los domingos, que levanta el ánimo con su sabor inigualable. No puedo dejar fuera las Gorditas, sin duda alguna las mejores que he probado hasta ahora.
Las caminatas pueden ser las más placenteras
Comenzando el recorrido por la Macro Plaza, se aprecian monumentos y arquitectura barroca o neoclásica, que contrasta con comercios o se adorna con funciones artísticas al aire libre. Ríes a carcajadas o puedes comprar una verdadera obra de arte. Luego se debe visitar el Barrio Antiguo, donde degustar un café, crepas y postre es un placer. Los coleccionistas pueden encontrar las más extrañas antigüedades o preciosas artesanías en estas calles. Pero si se trata de una cita romántica, no hay como el Paseo Santa Lucía; a través de éste corre un espléndido río artificial, en cuyas orillas se encuentran finos restaurantes, populares por declaraciones de amor o propuestas matrimoniales.
Lo mínimo que pueden hacer es disfrutar del Parque Fundidora con sus amigos, rentar o llevar una bicicleta, arriesgarse a caer en la pista de hielo o simplemente tomarse fotos en los museos de los antiguos hornos. Aún me sigo enamorando de la Sultana del Norte, ahora les toca a ustedes.