Mientras psicólogos de la Cruz Roja y la Unidad Especializada de Orientación de la Consellería de Educación atienden a los amigos, compañeros y profesores del adolescente parricida de Elche, siguen resonando los ecos de las terribles declaraciones de adolescente de quince años que mató a su madre, su padre y su hermano. Uno solo fue el motivo desencadenante de los asesinatos: su madre le recriminó el mal rendimiento en la escuela y lo dejó sin wi-fi para jugar sus videojuegos, a los que al parecer el joven es muy aficionado.

Nuevas pericias muestran la total sangre fría con que actuó el adolescente parricida

Según las nuevas pericias y relatos a los que ha tenido acceso el diario El Mundo, no hubo planificación y los asesinatos fueron ejecutados con total sangre fría por el menor: un impulso en cadena que llevó al adolescente a terminar su faena. A la madre le disparó por la espalda para luego rematarla. Al hermano de diez años, porque había visto el primer asesinato. Al padre lo esperó varias horas, y cuando llegó le disparó un tiro en la mandíbula.

La muerte del padre le resultó más difícil, ya que el hombre consiguió luchar mientras le preguntaba “¿qué haces?” y quitarle de las manos el arma. Pero pese a que consiguió huir, el ya parricida recuperó la escopeta de caza y terminó con la vida de su padre en el baño, donde había conseguido refugiarse.

“Le maté porque sabía que se iba a enfadar”, justificó.

Un solo síntoma de emoción

El adolescente, llamado Santi, manifestó ante los profesionales que escucharon su relato, un solo síntoma de emoción: "No quería ver los cadáveres. Tenía miedo y quería olvidar lo que había hecho". Por ese motivo puso distancia entre él y los cuerpos de su familia muerta: los trasladó al garaje y comenzó a suplantar las identidades con mensajes de WhatsApp.

Al jefe del padre le envió un mensaje diciendo que tenía coronavirus. Pese a que el jefe insistía con que se ponga al teléfono para hablar los términos de la baja por enfermedad los días subsiguientes, el joven respondía con evasivas. Desde el móvil de la madre envió un mensaje a la clase de su hermano en el colegio Els Garrofers preguntando si habían enviado ya las tareas.

Mientras, jugaba sus videojuegos y conversaba con amigos en línea.

Las fuertes sospechas de las tías y la foto

Quienes no toleraron tanto tiempo de ausencia fueron las tías, hermanas de la madre, quienes tras varios días de recibir los mensajes, pero que la mujer no se pusiera al teléfono fueron hasta la casa. El joven las recibió vestido con la bata del padre e intentó que se fueran, afirmando que sus padres dormían. No conformes, las mujeres amenazaron al chico con llamar a la policía si no les veían.

El joven mostró a las espantadas mujeres lo que había hecho con una prueba fehaciente. “Mira, los he matado”, dijo esgrimiendo la foto de los cadáveres y terminar con los cuatro días en que había ocultado sus asesinatos.