En la ciudad de Mendoza (Argentina), un hombre de nacionalidad israelí que está acusado de matar a su tía y a su madre en 2019 comenzó a emitir maullidos de gato mientras se llevaba a cabo su propio juicio. La jueza le solicitó cordialmente que dejara de realizar estos sonidos y contestara correctamente las preguntas que le hacían; sin embargo, siguió maullando como si fuera un animal. La jueza determinó que el proceso judicial continuara con el sospechoso fuera de la sala. Podrían declararlo inimputable, ya que el detenido padece de licantropía.

El acusado contestó todas la preguntas de la jueza maullando como un gato

Gilad Pereg, de 40 años, es un hombre israelí que está siendo juzgado por un jurado popular integrado por 12 ciudadanos de la provincia de Mendoza por ser presuntamente el autor de dos muertes. Supuestamente mató a su madre Pyrhia Saroussy (63 años) y a su tía Lily Pereg (54 años) en 2019 y fue arrestado por agentes policiales en dicha ciudad. Ayer comenzó el juicio que determinará si es culpable o inocente de los crímenes que se le adjudican.

Tanto la tía como la madre del acusado habían viajado desde el exterior para visitarlo. Presuntamente, el israelí terminó enterrando sus cuerpos en el fondo de su casa, frente al cementerio de la localidad de Guaymallén, para ocultarlos de la policía.

Los cubrió con piedras y tierra.

En el primer día de su juicio empezaron los alegatos de la defensa, la querella y la fiscalía. María Laura Guajardo, la jueza encargada de llevar adelante el caso del hombre israelí, observaba detenidamente cómo el acusado respondía a cada pregunta maullando como si se creyera un gato: '¿Cuál es su nombre?

', le preguntó la jueza a Gilad Pereg, quien no paraba de maullar.

María Laura Guajardo tuvo que pedirle a los agentes policiales que se llevaran al sospechoso.

La fiscalía le pidió al jurado y a la jueza que 'no se dejaran engatusar' por el comportamiento de Gilad Pereg, ya que hasta antes de que comenzara el proceso judicial su conducta era normal. Por otra parte, la defensa solicitó que declararan al israelí como inimputable, absolviéndolo de los dos crímenes para enviarlo a un centro psiquiátrico.

Un psiquiatra forense diagnosticó licantropía al acusado

Mariano Narciso Castex, el psiquiatra forense que se encargó de psicoanalizar al detenido, concluyó que el israelí padece de licantropía. Esto quiere decir que tiene un trastorno ligado a la esquizofrenia. Es por este motivo que Gilad Pereg piensa que es un gato; sin embargo, desde la fiscalía creen que el acusado está mintiendo sobre su condición mental para no ir a la cárcel si resulta culpable de los crímenes.