Un hombre se presentó a una empresa para el puesto de repartidor, pero la compañía no tardó en darse cuenta que el trabajador había mentido sobre sus capacidades. Finalmente, la denuncia llegó hasta el Tribunal Superior de Justicia y dicha entidad avaló el despido del hombre, pues en realidad poseía una incapacidad superior al 33%.

Empresa descubre que su repartidor estaba mintiendo y que tenía una grave incapacidad

Un hombre de Castilla y León ha sido despedido tras ser reclutado como repartidor para una empresa de mensajería y paquetería. Avalado por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, la compañía expulsó al hombre, quien llevaba un año en el puesto.

Como se confirmó más adelante, el trabajador había mentido en su currículo al momento de postular a la empresa y, de acuerdo con un certificado que poseía el procesado, tenía una incapacidad superior al 33%, lo cual le hacía sufrir de minusvalía. Debido a su cargo, en el que debía llevar paquetes y mensajes con una furgoneta, su condición médica se consideró un obstáculo para su trabajo.

La cuarentena lo ayudó a llevar a cabo su mentira

El extrabajador ingresó en la empresa en junio del 2020 y, debido a la cuarentena, el proceso de selección no pudo ser presencial, por lo que la compañía no pudo hacerle la evaluación correspondiente. Por su parte, optó por darle un documento que el trabajador debía firmar como testificación de que no presentaba limitaciones físicas que le impidieran llevar a cabo su labor.

Asimismo, mediante el documento, el hombre se comprometía a notificarle a sus superiores si es que se le presentaba algún inconveniente médico que podría ser perjudicial al momento de cargar paquetes o movilizarse.

La empresa le restringió las tareas que podía realizar en un intento de no comprometer su salud

Al identificar las limitaciones médicas de su trabajador, la empresa le dio un certificado en el que se le instruía no cargar peso mayor a los 7 kilos y no forzarse con tareas en las que debiera hacer alguna flexión o que comprometiera a la columna cervical.

Asimismo, le brindó al hombre facilidades para que cumpliera con sus labores sin arriesgar su salud. Después de varias negativas por parte del trabajador, finalmente aceptó los términos.

Fue despedido por incumplir las restricciones laborales y amenazar a la compañía

Según alegó la empresa, el repartidor no cumplía con las nuevas normas establecidas específicamente para no comprometer su salud.

Asimismo, declaró que la actitud de su trabajador se había tornado bastante negativa desde que se le quiso reubicar en otro departamento; tales fueron los ademanes del hombre que incluso amenazó con la Inspección de Trabajo por no poseer licencias ni permisos. De igual manera, habría manifestado su decisión de coger la baja para que no lo despidieran y, además, le pagaran sin trabajar. Sin ver otra salida mejor, la empresa optó por expulsarlo a los dos meses.