Los organismos de control del gobierno desconfían de que el bitcoin sea utilizado con fines ilícitos, y ahora tienen un ejemplo que parece sacado de un guión de Hollywood, pero no lo es.
La agencia de aplicación de la ley de la Unión Europea, Europol estaba detrás de una pandilla cibernética formada por ucranianos y rusos que robó más de mil millones de dólares de más de 100 instituciones financieras en 40 países en un período de cinco años y usaron activos criptográficos para cubrir sus huellas.
El presunto autor intelectual es un hombre ucraniano de 34 años a quien los funcionarios identificaron como "Denis k", que quería crear una criptomoneda de lavado de dinero para la mafia rusa, informó El Mundo.
K fue arrestado el lunes 26 en la ciudad costera de Alicante, según declaraciones emitidas por la policía española y Europol.
¿Cómo actuaban los ciberladrones?
Durante el plan de casi cinco años, la pandilla de ciberdelincuentes utilizó software malicioso para acceder a redes bancarias y servidores que controlan los cajeros automáticos, que luego recibían instrucciones de arrojar dinero en efectivo en determinados momentos para que pudiera ser recogido por "mulas" que estaban esperando para ese momento.
Los hackers se hicieron pasar por representantes de compañías legítimas, enviando correos electrónicos de phishing (suplantación de identidad) a empleados del banco para engañarlos y descargarles un software que permitía a los delincuentes controlar las máquinas.
Utilizaron la red de pago electrónico infiltrada para transferir dinero a cuentas criminales, y las bases de datos se modificaron para inflar los saldos bancarios.
Avances de Malware
Denis K parece haberse mantenido un paso por delante de las autoridades a lo largo de los años, ya que el grupo criminal mejoró y refinó sus técnicas.
La primera versión del malware se conocía como Anunak, que apuntaba a las redes de cajeros automáticos a nivel mundial, y una versión más sofisticada llamada Carbanak surgió en 2014. Cobalt, la última versión del malware, permitió al grupo robar hasta 10 millones de euros por atraco, de acuerdo con la Federación Bancaria Europea.
Para cubrir sus rastros usaron tarjetas prepago vinculadas a billeteras criptográficas, que se utilizaron para comprar automóviles y propiedades caras, dijo Europol. Finalmente, se produjo un derribo global, resultado de una sofisticada investigación que incluyó a Europol, el FBI de los EE. UU., la Policía Nacional de España, así como a las empresas y autoridades de seguridad privadas en Rumanía, Moldavia, Bielorrusia y Taiwán, lo que llevó al arresto en Alicante, España.
La gente quedó cautivada el año pasado por el potencial de ganancias de los precios de bitcoin para enriquecerlos, pero los funcionarios del gobierno se han preocupado cada vez más por los usos ilícitos de las criptomonedas.