Una mujer muy querida por los amigos, familiares y por la comunidad evangélica de Goiânia, una ciudad brasileña. Así fue la pastora Ailsa Regina Gonzaga, de 40 años, que está desaparecida hace más de un mes dejando a la familia afligida por no tener ningún tipo de noticia sobre ella. De acuerdo con su hermana Deborah Cristina Gonzaga, la pastora Regina, como es llamada por todos, salió a alquilar una casa y nunca más volvió dejando atrás a sus dos hijos, uno de 15 y otro de 11 años.

Según la hermana, la pastora despertó por la mañana y llamó a un coche a través de la aplicación Uber, diciendo a los hijos que iba a ver una casa para alquilar.

En una entrevista a un programa de noticias en Goiânia, la hermana habló sobre el día de la desaparición de la pastora. Según ella, el clima es totalmente de incertidumbre, porque la familia no sabe de nada y vive una gran aflicción. Los hijos de la pastora están bajo los cuidados de Deborah.

La pastora salió de casa el 8 de noviembre y su intención era alquilar una casa, pero, de acuerdo con la familia, unas horas después ella quedó totalmente incomunicada y no regresó más a casa. La hermana de Regina contó además que la pastora desarrolla un trabajo voluntario en una clínica de recuperación, a Lapidando Tesoros. y, un día antes de su desaparición, participó como siempre de las actividades.

Deborah recordó que estaban juntas la noche anterior a su desaparición y todavía dirigieron un culto evangélico.

Después del culto, pastora dejó de atender celular y perdió contacto

Ella recuerda que en la mañana del día siguiente perdió el contacto porque la pastora ya no atendía más el celular. Los niños llamaron a la tía hablando de que la madre había salido y no había vuelto.

La Delegación Estatal de Investigaciones Criminales (Deic), a través del delegado Valdemir Pereira da Silva está investigando la desaparición de la pastora Ailsa Regina Gonzaga.

En la entrevista al telediario de Brasil, dijo que la pastora desaparecida no tenía ninguna relación que pudiera causar sospechas. Simplemente desapareció, no atendió más a las llamadas telefónicas y también dejó de ver los mensajes en WhatsApp.

La familia vive una "vía Crucis" buscando informaciones en comisarías, IML y calles, pero sin éxito. "Nadie ha visto nada, nadie habla nada", finaliza Deborah.

Amigos, miembros de la iglesia y familiares están empeñados en la búsqueda de noticias de la pastora, divulgando teléfonos para informaciones a través de las redes sociales y de los medios de comunicación de la ciudad y región.