Karina Dobeux había viajado a Tailandia con su esposo, cuando la sorprendió el devastador tsunami de 2004, en el sudeste asiático. Esta médica brasilera salvó su vida por encontrarse, paradójica y sorprendentemente, en una excursión de buceo, cuando se desató la catástrofe.

Karina, la doctora que sobrevivió al tsunami

En esa época, Karina tenía 41 años y se encontraba en compañía de su marido, que también es médico, en un paradisíaco archipiélago llamado Phi Phi, perteneciente a Tailandia. Habían emprendido el viaje, para disfrutar de los espectaculares fondos marinos de estas aguas espectaculares del sudeste de Asia.

Ese fatídico domingo, 26 de diciembre de 2004, la pareja estaba disgustada porque el barco en el que emprenderían la excursión para bucear, se demoró cerca de media hora para salir, pero increíble y afortunadamente, esa demora de tan sólo 30 minutos, fue lo que les salvó la vida a ambos y, de paso, a otras personas que iban a bucear en el citado archipiélago tailandés.

El barco zarpó al fin y se llevó a otros dos buceadores y a una fotógrafa tailandesa, además de la tripulación. Cuando ya se encontraban en plena inmersión, Karina empezó a girar como una batidora (según sus propias palabras) y se golpeaba contra su marido, el instructor-guía y las piedras. Así fue como se percataron de que algo anormal estaba sucediendo.

La doctora notó una fuerte corriente de agua

Al emerger a la superficie, la médica notó que, a su alrededor, se desplazaba una fuerte e inusual corriente de agua, aunque logró nadar con cierta dificultad hacia el barco. Como el barco no podía atracar en el muelle del hotel (puesto que se encontraba destruido por la despiadada acción de las olas), les tocó nadar unos 150 metros para llegar al hotel mismo y percatarse de todo lo que había sucedido, con el asombro lógico por semejante panorama terrorífico.

Preciso es recordar que, durante este colosal desastre natural, murieron alrededor de 250 mil personas, uno de los mayores de la historia. La confianza, la imprevisión y/o la falta de la adecuada implementación de una tecnología que, justo es decirlo, ya se conocía desde hacía décadas, fueron varias de las causas de este episodio desastroso, que marcó definitivamente el principio del siglo.

Para quienes por fortuna no murieron, como es el caso de la profesional brasilera a la que ya hicimos alusión, el desastre dejó una verdadera marca indeleble, que quedará impresa en sus mentes e, incluso, en sus cuerpos para el resto de sus vidas. En la actualidad y gracias a la gran vocación turística de la región, la recuperación es notoria, hasta el punto de que muchos siguen acudiendo a estas islas paradisíacas.