Más de 80 bomberos y efectivos de medio ambiente trabajan en la extinción del fuego que asola la zona. El incendio ha entrado en el Espacio Natural de Doñana y, según las primeras investigaciones, parece que la mano del hombre está detrás de este terrible suceso.
Un incendio terrible está destruyendo Doñana
Una vez más, la humanidad da un paso de gigante hacia la autodestrucción, hacia el fin. La desertización de la tierra empieza a vislumbrarse como la meta final que persigue el ser humano que, lejos de conformarse con acabar con cientos de especies animales, alimentar el Cambio Climático y hasta acabar con sus semejantes a través de guerras y genocidios, quiere acabar con la vida total del planeta Tierra.
Es imposible parar al ser humano en la conquista de la nada. Está en su ADN ser la especie más nociva y cruel de este mundo antaño desbordante de vida y hoy más muerto que vivo
Un incendio provocado
La pregunta más acertada sería: ¿Cuántos de los miles de incendios que suceden año tras año, y que dejan un mundo más árido y sin recursos, no son provocados? Pues muchos menos de los que sí lo son.
La avaricia, el poder, y también la ignorancia llevan a muchos seres humanos a convertirse en asesinos de bosques, mares, amimales, personas y, en definitiva, de la misma vida. Las leyes no pueden parar tampoco esta hecatombe, los políticos si no ven tajada no actúan y así observamos y sentimos que el cambio climático ya está muy presente.
Suben las temperaturas, se derriten los polos, los mares se calientan matando a millones de seres, el nivel de los océanos sube y se come la tierra...
Indiferencia ante las catástrofes naturales
Es increíble e irracional la postura de indiferencia que adoptamos ante la tragedia de nuestro hábitat, de nuestro planeta. Todos somos, en mayor o menor medida, cómplices de este asesinato planetario porque estamos anclados en la inacción, en el consumismo desbordado, en los WhastApp y demás redes sociales, en los mensajes, en los móviles, en internet, en el desperdicio de los alimentos, en la insolidaridad, en la envidia, en el egoísmo, en la hipocresía, en el odio y en lo banal.
Es difícil pensar que pueda sobrevivir la Tierra, de verdad lo creo, pero puede que no sea imposible. Cierto es que quedarán cicatrices eternas en ella, huellas imborrables de la locura humana pero la esperanza es la única vía para encauzar el futuro y asegurar la supervivencia. Hay que vigilar el uso de la tierra y transmitir a las futuras generaciones con el ejemplo, con la acción protectora hacia nuestro ecosistema y la responsabilidad, la idea de que el deber del ser humano es el de proteger su hogar.