En la sociedad actual, el amor no entiende de género y cada vez son más las Parejas que deciden formalizar su relación mediante el matrimonio, independientemente de si son heterosexuales u homosexuales. Pero distinto es el caso de los hermanos de Granollers, quienes ya son padres de dos hijos y desean dar un paso más en su atípica relación y casarse. Pero no pueden, ya que lo tienen prohibido por ley porque la legislación actual en España no permite el matrimonio entre personas con un parentesco cercano.

Los hermanos se reencontraron por Facebook

Se trata de Daniel y Ana Parra, hermanos por parte de padre, los cuales tras vivir infancia y adolescencia separados y sin saber la identidad del otro, porque el padre había abandonado a su primera pareja, madre de Ana, para formar otra familia, en la cual nació Daniel. Se encontraron ya mayores de edad a través de Facebook y, desde entonces, han construido una vida juntos, teniendo dos hijos y viviendo como cualquier otra pareja.

Daniel figura como ‘tío’ de sus propios hijos

La situación es muy compleja para la pareja, que ya lleva nueve años de convivencia, ya que, por ejemplo, Daniel figura como “tío” de sus propios hijos, por lo que no puede ejercer legalmente su patria potestad.

La legislación de 1978 no considera el incesto como un delito pero, les impide casarse, algo que en otros países no sería impedimento.

“Las sociedades deben avanzar y no anclarse en tradicionalismos”, sostiene Daniel, explicando que muchas cosas que antes eran impensables hoy están incorporadas, como por ejemplo, el matrimonio entre personas del mismo género.

Ana, por otra parte, reivindica el amor que se profesan y que no hace daño a nadie. “Queremos que la gente conozca nuestra historia de verdad", manifiesta Ana.

Una complicada situación legal

Los hermanos fueron conocidos a nivel nacional e internacional cuando, en el año 2017, se presentaron en un programa de televisión en donde manifestaban que se habían enamorado y que tenían el deseo de formar una familia, algo que consiguieron concretar con la llegada de una niña y un niño, hoy de cinco y tres años respectivamente.

Una situación que trajo muchos interrogantes y que consultaron con genetistas, ante la duda de si sus hijos podrían ser portadores de enfermedades.

Una vuelta legal que podrían intentar es que Ana renuncie a su padre y consiga ser adoptada por un tercero, algo que, según la abogada que consultaron, requiere tiempo y dinero, además de la dificultad de conseguir el adoptante de una mujer de casi treinta años, mayor de edad.

Daniel y Ana quieren dejar bien claro que no es la intención de ellos pretender que el amor de pareja entre hermanos sea natural, pero que es algo que a ellos les ocurrió: “Es algo inusual y ya está, pero mucha gente piensa que estamos locos”, sostiene Daniel.