Segundo, un hombre de 58 años vivía solo con su perro en un piso donde tenía que pagar 800 euros al mes en el barrio de Sants de Barcelona, llevaba 3 años sin trabajar, su mujer residía en su Ecuador natal y no tenía ganas de regresar a Barcelona. Sus vecinos no lo conocían muy bien, además de su edad y que solía pasear con su perro. Este lunes, cuando la comitiva judicial llamó a su puerta, pidió "un momento" antes de abrir y se lanzó por el patio de luces. El estruendo alertó a una trabajadora de una de las familias y descubrió el cadáver.

El hombre llevaba desde el 2018 sin trabajo y tenía varios meses sin pagar, por lo que para conseguir el dinero realquilaba las habitaciones de su casa a otros familiares.

Durante los peores momentos de la pandemia de coronavirus, en febrero del 2020 se contactó con Cáritas Diocesana, una organización perteneciente a la Iglesia católica que ofrece asistencia y servicio social, para que fuera asesorado con los servicios sociales del Ayuntamiento de Barcelona y pudiera recibir la prestación social, además de ayudarlo a encontrar ofertas laborales. A pesar de haberse presentado a ocho ofertas de trabajo, fue rechazado en todas según cuentan en Cáritas.

La esposa del fallecido se enteró de la noticia a través de la prensa, ha pedido “respeto” y se ha negado a pronunciarse. Su muerte también ha desatado la protesta de los movimientos antidesahucios, que han convocado este mismo martes una manifestación frente a la Delegación del Gobierno.

Nuevamente se pone el foco en los servicios sociales

Lucía Martín, concejala de vivienda denunció que a pesar de haber llamado, no les quisieron explicar por qué en el caso de Segundo no se lo consideró como persona “vulnerable” situación que no alcanzó para evitar el procedimiento judicial, realizado sin personal policial y con especialistas en desahucios.

Segundo no cobraba ninguna renta social regular, como son el Ingreso Mínimo Vital o la renta Garantizada de Ciudadanía a pesar de tener los requerimientos pertinentes.

Segundo no es el único caso

Este no ha sido el único caso en que alguien se quita la vida en el país al estar en riesgo de quedarse sin hogar. En el año 2010 un vecino de L'Hospitalet, al poco de ser desalojado de su piso, se ahorcó en plena calle.

En el 2013, un matrimonio que se iba a quedar sin casa se quitó la vida en su vivienda de Cas Català, en el municipio mallorquín de Calvià tomando una gran cantidad de medicamentos que tenían prescritos. Otro caso ocurrió en el 2018 donde un hombre se lanzó al vacío en Cornellà justo cuando la comitiva judicial llamaba a su puerta, de forma similar a lo que le paso a Segundo.