El cambio climático es una realidad y cada vez hay más personas concienciadas con la lucha contra este mal que arrastra al ser humano. La última movilización ha venido de la mano de un ciclista paralímpico que no ha dudado en subirse al techo de un avión para protestar, de manera contundente, contra el cambio climático y contra lo que implica.

El deportista logró permanecer en el techo de la aeronave un total de veinte minutos, hasta que las autoridades lograron bajarlo

Sin duda, James Brown ha demostrado una gran valentía. Este ciclista paralímpico no dudó ni un segundo a la hora de subirse al techo de un avión de la compañía British Airways, en la ciudad de Londres, para protestar por el inminente cambio climático.

El ciclista estuvo allí subido durante un período de tiempo que llegó a los veinte minutos hasta que las autoridades consiguieron bajarle, sin provocarle daño alguno.

Hay que recordar que en Gran Bretaña, y en distintas partes del mundo, los activistas están llevando a cabo distintas acciones que iban dirigidas a concienciar por el cambio climático. En este caso, se busca concienciar sobre el efecto de los vuelos en el aumento del CO2 en la atmósfera. Por eso, han intentado mantener cerrado el aeropuerto durante varios días para poder concienciar a las autoridades sobre lo no necesario que es el avión para los vuelos de corta-media distancia.

Cada vez hay más personas en contra de utilizar el avión para desplazarse en trayectos medios

Por ejemplo, en el pasado mes de julio, Bruselas puso encima de la mesa la posibilidad de prohibir los vuelos que tuvieran lugar entre ciudades que podrían estar unidas por tren en trayectos inferiores a tres horas. Reducir el número de vuelos sería una medida estrella para lograr reducir la cantidad de CO2 que se emiten, cada año, a la atmósfera.

Incluso, desde hace meses, existe un movimiento en las redes sociales, #IstayontheGround, que se traduce como “Yo me quedo en tierra”, en el que personas de todo el mundo empiezan a elegir otros medios de transporte (puede ser el tren o el autobus) para viajar en vez de en el avión para reducir la contaminación. En Suecia, hay un término “flygskarm” para indicar la vergüenza que sienten por utilizar el avión en sus desplazamientos.

Uno de esos trayectos que desaparecería, por ejemplo, sería el trayecto entre Bruselas y Ámsterdam (tendría que hacerse en tren o autobús). Trayecto en el que cada pasajero emite a la atmósfera una cantidad entre 26 y 50 kilos de CO2, cuando en tren no llegaría a los dos kilos. Por otro lado, viajar en avión o en tren, en realidad, no implica un ahorro de tiempo (se suele tardar lo mismo).