Una adolescente de 17 años de edad ha muerto en Holanda a causa de los traumas psicológicos tras haber sido violada de niña.

Noa Pothoven era conocida por los medios de comunicación holandeses por haber contado su historia. La joven había sufrido abusos cuando tenía 11 y 12 años de edad; a los 14, fue violada por dos hombres. Pero, a pesar de los esfuerzos de su familia, nunca pudo superar el sufrimiento psíquico.

Noa Pothoven vivía aquejada de anorexia, estrés postraumático y depresión, por lo que siempre consideró que no vivía, solo sobrevivía.

La joven falleció el pasado domingo en su propia casa en la localidad de Arnhem (al este de Holanda).

La joven fue víctima de abusos sexuales y a los 14 años sufrió una violación en grupo, por lo que tomó la decisión de pedir la eutanasia porque no podía aguantar más así y con el sufrimiento que no le permitía vivir, pero finalmente se suicidió con el apoyo de sus progenitores. Aunque, Noa se informó del proceso de la autanasia, finalmente se habría suicidado dejando de alimentarse y bajo el consetimiento de sus padres.

En su cuenta de Instagram, la joven escribió un texto para despedirse de sus seguidores. En el texto explicaba que en el plazo de 10 días habría muerto. La joven se mostraba exhausta tras muchos años de lucha y ya había dejado de comer y de beber, cansada de la situación.

Después de reflexionar, discutir con su círculo y analizar toda su situación, la joven había tomado la decisión de morir, ya que el dolor no era soportable.

La eutanasia no es legal en Holanda para trastornos psicológicos

La eutanasia es completamente legal en el territorio holandés desde el año 2002, y a partir de los 12 años se puede solicitar para los niños que tenían enfermedades sin cura o que están padeciendo de una manera insufrible.

Además, a partir de los 16 años no necesitan tener el permiso de los progenitores para solicitar morir de forma digna. Aunque los traumas psicológicos no entran en las opciones.

La joven solo tenía un objetivo: no seguir sintiendo dolor. Como ella explicaba, hacía tiempo que no vivía, solo sobrevivía. Y consideraba que amar era dejar marchar cuando pasa algo así.

A la joven le dio tiempo a despedirse a sus padres, a sus hermanos, a sus conejos de indias (sus mascotas, a las que quería mucho) y disfrutó de su hobbie favorito: escribir.

La joven explicó que hasta que sufrió el primer abuso sexual en una fiesta escolar a los 11 años de edad, era una niña muy alegre que sacaba muy buenas notas. A los 12 años, volvió a sufrir abusos en una fiesta. A los 14 años, fue violada en una callejón de su ciudad. Nunca había hablado por la vergüenza ni puso la denuncia inmediatamente. Después si denunció y su propia madre reconoció que tener que describir el asalto sexual, la hundió todavía más.

Los padres de Noa recomiendan que lean el libro de su hija para comprender su sufrimiento

A partir de ahí sufrió anorexia y pasó su juventud entrando y saliendo de hospitales y centros de tipo especializado. Incluso, al comprobar su estado psicológico, los jueces tomaron la decisión de obligarla a entrar en una institución mental durante seis meses, donde la inmovilizaron y la aislaron para que no se autolesionara. Noa decía que aquel sitio era inhumano.

Cuando salió del centro, la anorexia empeoró. Su familia denunció ante las autoridades que no había sitios adecuados en Holanda para casos como el suyo. Su caso llegó a los medios de comunicación en el año 2018 y llegó a publicar un libro contando su historia, “Ganar o aprender”.

La familia ha denunciado que la burocracia del país, las listas de espera y la falta de centros especializados son una locura. Y considera que el libro de su hija debería ser de lectura obligatoria para los jueces, ayuntamientos y cuidadores, para que sepan lo que sufre la víctima.