El colorante tartrazina E-102 es un colorante alimentario de color amarillo que se utiliza en la elaboración de refrescos, patatas fritas y algún que otro alimento para aportar una bonita tonalidad amarilla. El colorante es muy utilizado por la industria de la alimentación y a partir de ahora podría convertirse en un ingrediente necesario para imprimir órganos en 3D. De esta manera, se podría llegar a reducir la lista de espera de trasplantes.
Impresión 3D de tejidos vivos: Un aditivo seguro
En la actualidad, los esfuerzos del sector científico se centran en la bioimpresión, conocida más comúnmente como impresión 3D de tejidos vivos.
Estas impresoras son capaces de imprimir cualquier objeto y ahora órganos funcionales, pero utilizando células vivas como materia prima. De esta manera, se han impreso prototipos de corazones, hígados, ovarios funcionales y pulmones.
Aunque inicialmente pueda resultar sencillo imprimir órganos, siempre existen dificultades y en este caso, el mayor problema es reproducir los vasos sanguíneos que alimentan a corazones, pulmones e hígados porque deben estar bioquímicamente conectadas con los órganos.
Y esto, es el problema que han solventado varias universidades de Rice y Washington gracias a una nueva técnica de bioimpresión llamada SLATE o estereolitografía. En esta técnica, se utilizan aditivos alimentarios que permiten reproducir con exactitud la arquitectura vascular de los órganos.
Además, el colorante es seguro y no cancerígeno.
Con el fin de comprobar que todo funcionaba correctamente, los investigadores imprimieron la estructura necesaria para que un pulmón humano funcionara, incluidas las vías aéreas. Después de comprobar que se suministraba oxígeno correctamente al órgano decidieron imprimir tejido de hígado funcional.
Evitar el rechazo mediante la impresión 3D
La bioimpresión podrá poner fin a la espera de órganos para trasplantar. Además, terminará con los medicamentos necesarios para evitar el rechazo que muchos pacientes padecen después de la cirugía. Serán los médicos los encargados de imprimir los órganos a través de las células madre de los pacientes.
De esta manera, se obtendrán tejidos a medida totalmente compatibles.
El órgano que actualmente es el centro de atención es el hígado. Esto es debido a que no hay nada que pueda reemplazarlo cuando falla o no realiza sus funciones correctamente. Su complejidad y dificultad de sustituir solo es superada por el cerebro. Pero aún queda mucho trabajo por realizar, reconocen los investigadores. "Esto solo es el comienzo de la exploración del cuerpo humano y queda mucho por conocer".