Uno de los países con mayor número de operaciones de cambio de sexo es Irán, que posee una legislación favorable a los transexuales, se remonta a la época de Jomeini cuando las legalizó.
La República Islámica de Irán, es el segundo país con mayor número de operaciones de cambio de sexo. Dato que puede resultar sorprendente en un país que frecuentemente está en el punto de mira por sus numerosas prohibiciones, así como por ser uno de los países que castiga con pena capital la homosexualidad.
La transexualidad está permitida en Irán desde que en 1979 se derrocara al Sha de Persia tras la Revolución Islámica liderada por el ayatolá Ruhollah Jomeini.
En 1983 aprobaba una fatwa que permitía el cambio de sexo a las personas, concediendo el primer permiso para someterse a la cirugía a Maryam Khatoom Molkara, una de las figuras con más relevancia en la lucha de los derechos transgénero iraní. El ayatolá consultó con médicos y realizó estudios teológicos, los cuales le llevaron a determinar que se trataba de un asunto médico que tenía cura, así como los nacidos con los dos sexos pueden operarse, defendía que la mente y el cuerpo debían coincidir.
Esta fatwa llega hasta nuestros días, las operaciones de cambio de sexo se ven en aumento año tras año, convirtiendo a Irán en uno de los principalesreceptores de personas de otros países para someterse a la cirugía.
Además, una parte del proceso está cubierto por la sanidad pública del país, cuenta también con diferentes ayudas por parte de organizaciones del país destinadas a la causa.
Para llevarse a cabo el proceso, el paciente debe obtener el permiso del gobierno, para ello debe contar con un informe psicológico que acredite que este preparado.
Tras la operación la persona recibe documentos oficiales, como la partida de nacimiento o el carnet de identidad, renovados, para evitar la discriminación.
Sin embargo la homosexualidad está visto como algo antinatural, que va en contra de la religión y del ser humano, mereciendo la pena más dura, esto ha provocado que muchos homosexuales contemplen la cirugía de cambio de sexo como escape de la presión y rechazo social, o incluso de la muerte.