Mi incesante búsqueda por la hemeroteca, hace que en ocasiones me encuentre con la cara más dura y grotesca del ser humano. No son pocas las veces en las que sin darme cuenta, aparto la mirada del monitor, aunque a la vez y he de reconocerlo, siento la impetuosa necesidad de dar a conocer esa cruda faceta de las personas.

Ya son varias las veces en las que hemos hablado de canibalismo, de hecho, en el artículo anterior, desvelábamos el sabor que tiene la carne humana a través de las experiencias de experimentados asesinos en serie. Hoy, vamos a conocer un asesino que también jugueteaba con la carne de sus víctimas, para conocerlo, hemos de viajar a la China.

Zhang Yongming, un hombre de 56 años y dueño de un humilde tenderete ubicado en la localidad china de Yanmen, es conocido por toda la comunidad como “El Monstruo Caníbal”. Fue detenido a finales de abril del 2012, después de que se le atribuyera la desaparición de un joven de 19 años de edad.

Cuando la policía entro en su domicilio, encontró el teléfono móvil y la documentación de ese chico de 19 años que se encontraba en paradero desconocido. Los investigadores que llevaron a cabo la búsqueda de pruebas, atribuyeron a Zhang Yongming la desaparecieron de otros 17 adolescentes.

“Zhang Yongming, es un monstruo caníbal” decían los vecinos, añadiendo que había sido visto con bolsas de plástico de color verde, en cuyo interior se distinguían diversas osamentas.

A medida que la policía iba entrando en su domicilio, los hallazgos eran cada vez más espeluznantes. Globos oculares y carne que parecía ser humana, colgadas de un gancho para ser secada, son solo unos ejemplos de lo que la policía descubrió.

A su vez, la policía indicó que tras analizar las heces de los perros, se encontraron restos humanos, es decir, este asesino alimentaba a sus perros con la carne de sus víctimas…¡¡Horroroso!!

El 10 de agosto de 2014, Zhang Yongming fue condenado a muerte, pero en la memoria de los pobladores de la villa de Yanmen, su figura sigue estando muy viva, pues cada vez que alguien pasa por delante de su domicilio, el recuerdo del sufrimiento de los que ahí dentro perdieron la vida, parece oírse como si estuviera sucediendo en ese mismo momento.