Dicen que la fotografía es un Arte, y como tal, se puede representar de muchas formas. Paisajes espectaculares, animales captados de las formas más insólitas, fenómenos naturales plasmados para siempre en el instante preciso y, un largo etcétera. Ahora bien, la fotografía, al igual que muchos otros artes de nuestro vida cuotidiana, también tiene su parte misteriosa y perturbadora, tal es así, que alguno de estos artistas han hecho de su afición, una pócima para devolver a la vida a aquellos que ya han iniciado el viaje hacia el más allá. Las fotografías post mortem.

Por muy grotesca y morbosa que nos resulte esta técnica fotográfica a día de hoy, a finales del siglo XIX, era una costumbre de lo más normal. Los retratos post mortem implicaban un primer acercamiento de la fotografía a la representación de cuerpos muertos. Tal y como decía François Mauriac, periodista, crítico y escritor francés: “La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente."Precisamente es eso lo que pretendían los fotógrafos de la época, inmortalizar a aquellos seres recién fallecidos, antes que la putrefacción hiciera de las suyas.

Pero ojo al dato, este tipo de práctica no solo se practicaba sobre personas de avanzada edad, ni mucho menos, jóvenes, adolescentes e incluso recién nacidos, también posaban sin vida ante objetivos de la época.

Precisamente los bebes, eran denominados como “angelitos”, pues la religión, tenía la creencia que estos, al carecer de pecados originales, iban directamente a tocar las puertas del cielo. Pero, ¿Qué pasaba con aquellas criaturas que, no habían sido bautizadas?

Aquellos niños que debido a su corta edad, no habían recibido los santos sacramentos, eran enterrados con los ojos abiertos, la razón es muy simple a la vez que descabellada, pues se creía, que de esta forma, podrían ver “la gloria del señor”.

Resulta fascinante observarcomo el paso del tiempo, hace ver como horripilantes y grotescas, costumbres que antaño eran de lo más habitual. Las fotografías post mortem, únicamente pretendían inmortalizar el amor de los seres queridos hacia aquellos que por las desdichas del destino, se fueron antes de tiempo, o simplemente porque había llegado su hora.