Jordi Sánchez describe como un "horror" su experiencia con la COVID-19. Estar un mes sin comer, más de 20 días con una sonda en la nariz o sufrir alucinaciones son algunas de las terribles penalidades por las que tenido que pasar el popular actor tras contagiarse de Coronavirus.

El intérprete, conocido por meterse en el papel del singular pescadero Antonio Recio en la exitosa serie de Telecinco 'La que se avecina', ha querido narrar su vivencia y ha aprovechado además para denunciar las condiciones laborales de los sanitarios españoles en la lucha contra la pandemia, las cuales define como "muy difíciles".

'Me parece horrible que estén todos sin mascarilla como si no pasara nada'

El también dramaturgo y guionista no entiende que, en circunstancias tan complicadas como las actuales, haya ciudadanos que sigan saltándose las restricciones y las medidas de seguridad decretadas por las autoridades, como estar "sin mascarilla como si no pasara nada o que se mezclen burbujas con tanta facilidad".

En una entrevista concedida a raíz del lanzamiento de su libro "Nadie es normal", Jordi Sánchez alerta sobre las fiestas ilegales y aglomeraciones de personas que se han producido en los últimos días en ciudades como Madrid. Aunque entiende que los jóvenes tengan "ganas de salir", recuerda que "hay una pandemia y todos lo tenemos que asumir".

El catalán, que en la mencionada obra, compuesta por más de cuarenta relatos, recopila historias, reflexiones y anécdotas sobre su profesión, fue dado de alta el pasado 17 de marzo tras mes y medio internado en el madrileño Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz. Debido a la gravedad de su estado de salud, pasó 24 días ingresado en la UCI con un coma inducido.

La estancia de Jordi Sánchez en la UCI, un auténtico calvario: 'Pensé que mi hijo estaba muerto'

Jordi Sánchez, de 56 años, confiesa que lo que peor ha llevado es el no haber podido comer prácticamente nada. Según ha explicado, estuvo sin ingerir alimentos "un mes". "Luego, cuando salí de la UCI me daban solo papillas", recuerda.

Así las cosas, afirma que, desde que está "en la calle", tiene "un hambre" que se come "las paredes". El protagonista de 'La que se avecina' también se ha referido al mal trago que supone despertarse de un coma inducido y admite que llegó a padecer alucinaciones.

"Te levantas confundido. No sabes lo que ha pasado. Llegué a creer que se había muerto uno de mis hijos", ha explicado, reconociendo al mismo tiempo que su estado era de tal confusión que no preguntó si realmente había fallecido o eran imaginaciones suyas "hasta el segundo día". El actor asegura que asume que vivió "en un mundo paralelo" a causa de los medicamentos que le dieron para combatir el coronavirus. "Fue terrible", ha insistido.