De nuevo Alessandro Lequio, a quien hemos oído comentarios homófobos y que afirma: ‘Hay quien odia a los fachas, yo odio a los comunistas que han matado más y mejor’, ha vuelto a perder los papeles en un tenso enfrentamiento con Ana Rosa Quintana, su jefa.
Un espectáculo bochornoso
Se trataba en plató el tema del rey emérito, tío de Lequio, con el que ha compartido comidas, cenas y otros eventos y que ahora se encuentra exiliado en Abu Dabi muy aburrido, según palabras de la periodista experta en Casa Real, Mariangel Alcázar y al que por sus actos reprobables que han puesto a la monarquía y a su hijo Felipe VI en la picota, no dejan volver.
Si bien, con la opacidad que siempre muestra la Institución, Juan Carlos I ha emitido un comunicado en el que declara que con la pandemia y siendo persona de riesgo, prefiere no viajar deseando a todos ‘Feliz Navidad y próspero Año Nuevo’.
Lequio comenzaba su perorata asegurando que están tratando al emérito como a un ladrón, cuando no ha metido la mano en el cajón y no está metido en ningún caso de corrupción, ni en nada que haya ocasionado un daño económico a los intereses españoles. Los colaboradores abrían ojos como platos y Ana Rosa Quintana Saltaba: ‘¿Cómo que no Alessandro? haciendo alusión a que no sabemos de dónde viene el dinero. La pueril respuesta de Lequio no se hacía esperar con la cantinela de siempre, que ha hecho muchas cosas buenas por el país.
Dejando claro que para el sector social que encabeza Lequio, las ‘cosas buenas’, le daban al emérito patente de corso para hacer lo que le diese la real gana.
Quintana se mostraba visiblemente molesta, recordándole al colaborador, que Juan Carlos I hizo cosas buenas hasta que dejó de hacerlas y que, si bien es verdad que no está reclamado por la justicia gracias a su inviolabilidad, hasta su hijo le retiró la asignación.
Alessandro Lequio, fuera de sí, defiende lo indefendible
Felipe VI se ha visto obligado por el Gobierno, afirmaba Lequio, que insistía en que cuando él llegó hace décadas a nuestro país ya se sabía el asunto de las comisiones, a lo que Quintana le contestaba que ‘eran rumores’, pero el colaborador seguía su discurso diciendo que entonces nadie se hacía eco porque no interesaba, en clara alusión a los movimientos anti monarquía cada día más exacerbados.
Lequio acusaba directamente al Gobierno de sacarlo todo a la palestra, gritando que hay problemas mucho más importantes que los de un rey que ya no reina.
‘¡No Alessandro! ¡No tienes razón!' le replicaba Ana Rosa, que estaba llegando al límite de su paciencia, con unos colaboradores que ejercían el papel de convidados de piedra, recordando que no sabemos ni cuánto dinero tiene exactamente, ni la procedencia, recordándole que Felipe VI no ha tenido más remedio que blindar la monarquía.
Alessandro Lequio, a voz en grito y fuera de sí, afirmaba que cobrar comisiones ilegales ‘no es corrupción’ a lo que Ana Rosa le afeaba querer defender lo indefendible porque Esas comisiones es dinero que le ha quitado a los españoles.
El 'conde' cada vez más alterado aseguraba que ese dinero no se lo había quitado a los españoles.
‘Tienes que revisar tu ética’, le pedía la presentadora y él gritaba totalmente fuera de sí que eran ellos los que debían revisar sus conciencias, enzarzándose a continuación con los colaboradores, visiblemente alterado, rojo y con los ojos amenazando con salírsele de las órbitas. Por el pinganillo llegaban las órdenes pertinentes y Joaquín Prat zanjaba la cuestión yendo a publicidad y pidiendo dos tilas para Lequio. Un espectáculo bochornoso que debería haber sido zanjado mucho antes.