La presentadora de “Socialité”, María Patiño, está viviendo una época complicada, mucho más sensible de lo normal. La periodista reconoce que está muy afectada, por todo lo que está pasando por la crisis del Coronavirus y está muy concienciada, ante los cambios que pueden tener lugar por culpa de la pandemia. Tal es así que, Patiño estaría pensando en darle un cambio a su vida personal y profesional, en medio de la crisis por el COVID-19.

María Patiño lleva varias semanas con más sensibilidad de lo normal

A pesar de la crisis por el coronavirus y el Decreto del Estado de Alarma, María Patiño ha estado al pie del cañón al frente de “Socialité” (programa que se emite los fines de semana y que ha significado su estreno como presentadora) y “Sálvame”.

Una decisión que no fue nada fácil. Incluso, llegó a pensar que era una irresponsable por el hecho de ir a trabajar, teniendo en cuenta que Madrid ha sido la ciudad con más contagiados y muertos por el virus, en toda España.

María no pudo evitar reflexionar sobre lo que ha vivido, después de escuchar a su compañera Paz Padilla, que no ha ido ni un solo día a trabajar. La gaditana entraba por videoconferencia para explicar que, cuando se anunció la crisis del coronavirus tuvo claro que debía encerrarse en casa para proteger a su familia.

Ahora, después de varias semanas haciendo frente al Estado de Alarma, María está reflexionando sobre una decisión, que podría significar un cambio de vida para lograr estar más tranquila y ofrecer su ayuda a las personas, que más lo necesitan.

La periodista llora de rabia, de impotencia, ante todo lo que está viviendo

María reconoce que está muy revuelta con todo lo que están viviendo por culpa de este virus, intentando encontrar una razón que explique todo lo que está ocurriendo en el mundo. Como muchos compañeros de profesión, la presentadora está muy preocupada por la actual situación y está intentando buscar respuestas a las muchas preguntas, que le surgen en la mente.

Cada día que llega a Telecinco tiene la sensación de que le falta el aire, está muy agobiada y, un rato después, logra relajarse, se centra en su trabajo y se olvida de todo. Antes de llegar a su trabajo en “Sálvame”, no ha podido evitar llorar de rabia. La impotencia de no poder hacer nada le supera.

Se ha sentido muy orgullosa de su familia, sobre todo de la persona que más quiere: su hijo.

La gallega lo adora y cada vez que llega a casa, después de una larga jornada de trabajo, el joven es capaz de arrancarle una sonrisa.

La actitud de su hijo es para aplaudirle y ponerle la alfombra roja. Por eso, la presentadora está reflexionando sobre la posibilidad de dar un cambio en su vida, para mejorar el mundo que le rodea y conseguir tranquilidad.