Los concursantes de la primera edición deOperación Triunfo han ido al programa de Toñi Moreno, “Aquellos maravillosos años” para hablar de lo que significó salir de la academia. En el plató de Televisión estuvieron Natalia, Rosa López, Geno y Gisela que no tuvieron problemas a la hora de hablar de la realidad detrás de salir de la famosa academia.

La primera edición de “Operación Triunfo” fue un verdadero fenómeno en la sociedad española del momento, con un porcentaje de audiencia que no se ha vuelto a vivir. El éxito que se vivió con la primera edición jamás se volvió a repetir en las ediciones posteriores.

La realidad era muy diferente a lo que pensaban los telespectadores del concurso

18 años después de saber lo que significa el éxito y cómo, supuestamente, su vida le había cambiado desde su salida de la famosa academia,varias de las participantes de la primera edición -Geno, Natalia, Gisela y la ganadora, Rosa López- se sentaron junto a Toñi Moreno en su nuevo programa para Telemadrid para poder contar en primera persona su experiencia.

La realidad es que las jóvenes tuvieron que hacer frente a un verdadero drama, una época de luces y sombras, pérdida de contratos, pérdida de voz y una fama de un día para el otro de manera desmedida. Una de las primeras voces en hablar fue la de Gisela, que explicó que tuvo que pedir la conocida como “carta de libertad” a la productora Gestmusic porque se enteró que estaba perdiendo contratos profesionales por intereses de la productora.

Las cantantes confesaron que las condiciones profesionales no fueron idóneas tras Operación Triunfo

Además, las cuatro aseguraron que se vieron arrastradas a un escenario profesional que no eran capaces de controlar. Aunque ganaron mucho dinero al salir de la academia, ninguna se hizo millonaria, ya que eran muy jóvenes y se dieron cuenta, demasiado tarde, del porcentaje que se llevaba la productora, las compañías y las agencias de publicidad.

Geno puso un ejemplo: al acabar el primer concierto del grupo, la organización le dio un bocadillo y un refresco para cenar. Chenoa fue la primera en protestar ante las condiciones en las que tenían que trabajar, teniendo en cuenta todo el dinero que ganaba la productora con su trabajo.

Gisela se vio obligada a contratar un guardaespaldas, ya que a pesar de ir con peluca, gafas de sol y con gorra, siempre la acababan reconociendo.

Además, la catalana fue la primera en pedir la carta de libertad a la productora, porque cuando se inició la segunda edición del programa, los contratos se caían ya que la productora repartía el trabajo. Además, muchas de las ofertas no les llegaban y, al enterarse, tomó la decisión de solicitar la carta de libertad, ya que sentía que le habían engañado.