La infancia es una de las estepas más importantes para cualquier hombre. En la niñez se comienzan a formar los ideales que posteriormente defenderá y vivirá el individuo, pues las experiencias y momentos vividos durante sus primeros años de vida le ayudarán a formar su perspectiva sobre el mundo.

La religión forma parte del ser humano desde su infancia, debido a que los padres le muestran a su descendiente bajo que hábitos debe vivir. Pero para algunos estos primeros encuentros con su religión pueden llegar a ser algo confuso e inclusive traumáticos, así fue el caso de Albertito Isla, quien no la pasó tan bien en su bautizo.

Una celebración llena de sorpresas

El pasado sábado fue celebrado el bautizo de Albertito Isla. La que debía ser una celebración sin momentos inesperados, se terminó convirtiendo en un evento repleto de sorpresas y conflictos familiares. El primer hecho que marcó el bautizo del pequeño de cuatro años fue la ausencia de su abuela, Isabel Pantoja, quien decidió no ir debido a su rivalidad con la madrina del pequeño, Dulce. Los esfuerzos que invirtió Isa Pantoja, por convencer a su madre en asistir al bautizo de su nieto fueron inútiles.

El segundo hecho que se desarrollo durante la celebración fue la discusión que tuvieron los padres del pequeño Albertito durante el convite. Isa Pantoja y Alberto Isla crearon un ambiente tenso durante la comida familiar, luego de que Isla pasará gran parte de la velada junto a una invitada.

La actitud del padre del Albertito ocasionó que Isa se molestara con su pareja y lo tratara con indiferencia durante toda la velada. Pero el tercer evento es el que quedará marcado por siempre en la memoria del pequeño, pues su experiencia en la iglesia no fue tan agradable como él lo esperaba.

Un día inolvidable

Para Albertito Isla su bautizo fue una celebración singular debido a las disputas familiares que se desarrollaron entorno al evento.

Pero un hecho que el pequeño jamás sacará de su memoria es cómo se sintió al recibir el sacramento. Cuando el sacerdote se dispuso a verter el agua en la cabeza del niño de cuatro años este se alteró y comenzó a gritar “tonto, tonto, no me mojes el cabello”. La actitud de Albertito causó gracia en los presentes, pues su reacción fue una ocurrencia digna de un pequeño de su edad.

Sin embargo, los momentos incómodos no terminaron allí. Verse rodeado de tantas personas y observar tantos reporteros a las a fueras de la iglesia irritó en gran medida al pequeño, su grado de incomodidad fue tan grande que rompió en llanto. Sin duda alguna, Albertito siempre recordará el día de su bautizo.