Si algo caracteriza a María Patiño, además de su vehemencia a la hora de defender su punto de vista o la información que se trae entre manos, es su tenacidad a la hora de evitar que se hable de ella, su pareja y su entorno más cercano en los medios de comunicación.

Sabedora de que ella es una simple periodista, y no un personaje famoso como aquellos de los que habla diariamente, está obsesionada con que su intimidad permanezca en un ángulo muerto para sus colegas de profesión, quienes sin embargo sí han querido saber continuamente más sobre cómo le va en el tema sentimental.

Es por eso que apenas se sabe nada sobre su novio. Y es que son muy pocos los que saben que tiene pareja desde hace once años, que este se llama Ricardo Rodríguez y que este tiene todo un nombre en la industria del cine de la que lleva formando parte toda su vida.

Venezolano de nacimiento, amantes de las motos y de los animales, llegaba a la capital andaluza hace 14 años donde vivió gran parte de su vida en nuestro país antes de cambiar su residencia a Madrid, donde vive junto a una de las cronistas rosas más importantes y respetadas dentro del panorama periodístico.

Tras cursar en su tierra la carrera de publicidad no fue hasta los 20 hasta que se dio cuenta de que lo que quería hacer el resto de su vida era ponerse delante y detrás de una pantalla.

Así fue como con esta edad le llegó la oportunidad de presentar un pequeño espacio que posteriormente le abriría las puertas a actuar en series.

Además de su trabajo en Sudamérica este también ha formado parte de seriales en nuestro país como ‘Gran Reserva’ o ‘B&B’, además de haber hecho de modelo para empresas como Vitaldent o Foster Hollywood.

Pronto, parece, podría serlo de más marcas.

El novio de Patiño, un actor de éxito internacional

No obstante, lo mejor de su carrera está por llegar. Y es que será este próximo mes de mayo cuando en Cannes presente su primer largometraje.

Anteriormente, tras formar parte de varios cortos, alguno premiado en Estados Unidos, pedía a su chica que le acompañase en alguna proyección como ocurría con la galardonaba ‘La última cita’.

Aunque se entretenía mucho, Patiño comprobaba que lo suyo era la pequeña pantalla y no la grande.

Sea como fuere, el amor entre ambos es tan sólido que, tras superar la primera década juntos, Ricardo se tatuaba una M en su muñeca y María hacía lo propio colocándose en la suya una R que le acompañará el resto de su vida.