Desde el comienzo de este culebrón televisivo, lo único que nos ha quedado meridianamente claro es que todo huele a guión.

Cierto es que el paparazzo Gustavo González, habitual colaborador de “Sálvame” y un gran protegido por la cadena y la stripper María Lapiedra, “Pascualina” para los amigos, llevan ocho años de relación oculta e intermitente, pero lo de ahora no ha sido más que un burdo montaje en aras de un fin del que hablaremos dentro de un momento.

Comienza el culebrón a tres bandas

En pleno Diciembre, Gustavo ponía en conocimiento del personal su divorcio de la mujer con la que ha compartido treinta años de los 52 que lleva vividos y con la que tiene cuatro hijos, uno de ellos menor de edad.

Con aire muy compungido daba la noticia como actual cuando en realidad la separación se produjo en pleno verano, primera incongruencia o flagrante mentira.

Preguntado por sus compañeros reconocía la relación con María Lapiedra a quien ellos habían puesto a caer de un guindo cada vez que había salido a la palestra proclamando que Gustavo y ella frungían como si no hubiese un mañana. Confesaban entonces que lo sabían y que habían callado para proteger a Gustavo. Segunda omisión o mentira.

No tardaba en aparecer María, proclamando su felicidad porque por fin su amante le hubiese dado el sitio que le correspondía. Se sucedían los “Sálvame” y los “Deluxe” con polígrafos incluidos de ambos lados y el complaciente marido hacia su aparición.

Ya estaba completo el triángulo. Marc Amigó, de nombre artístico Mark Hamilton, declaraba saber desde siempre de la relación de su todavía mujer con el fotógrafo y haber aguantado por amor, claro que más tarde lo que ha quedado claro es que ha sido más bien por interés crematístico.

El mismo interés que le lleva a no abandonar el domicilio conyugal, ni por lo visto las, digamos, tareas de asistencia a María, llevándola y trayéndola a la casa de vacaciones que comparten en la Cerdanya catalana, dónde ella se ha refugiado una vez que su oscuro pasado ha visto la luz y ha salido quien dice haberle dado trabajo como escort, o lo que es lo mismo como señorita de buena compañía.

María jura y perjura que lo suyo es solamente hacer stripteases privados a los que incluso la acompañaba su marido, para asegurarse de que regresaba a casa sin incidencias. No hay duda de que Mark Hamilton es el perfecto caballero andante y el único que la defiende a capa y espada contra el mundo, además de “incentivarla” en palabras de la propia María, para hacer esos stripteases que contribuían a mantener su elevado ritmo de vida familiar.

El montaje al descubierto

Se sabía que María es la primera “superviviente” confirmada para el Reality que comenzará en primavera, pero la primera alarma sonó cuando nos dijeron que también Gustavo estaba pensando participar con su amada.

A todo esto, el marido no dejaba de participar del culebrón erótico festivo, siempre declarando lo mucho que odia a Gustavo que se ha metido en su matrimonio. María, desbordada o lo que fuese, abandonaba su recién estrenada silla en “Sálvame” clamando por su honor y no entendiendo que Gustavo tuviese dudas respecto a si había sido o no “princesa por sorpresa” que es como ahora llaman eufemísticamente a las señoritas de buena compañía en el programa vespertino.

Mark se personaba de nuevo en el “Deluxe” este pasado sábado, para hacer un nuevo simulacro de polígrafo con la inefable Conchita, alias “La churrera”, ya que a ese honrado oficio se dedicaba antes de recalar en Mediaset para hacer polígrafos a la medida de quien le paga.

El estudiante de arquitectura que decía no querer protagonismo (y yo me pregunto: entonces para que tener un nombre artístico) quedaba al descubierto según el “poli”, aunque no hacía falta ya nos habíamos dado cuenta de su juego, que es el mismo que el de su todavía mujer y del tercero en discordia, el “amante bandido”: Gustavo González.

“Supervivientes” como meta

Mark que por ahora no trabaja e ignoramos si lo ha hecho alguna vez, se propone también él ser uno de los náufragos del próximo “Supervivientes” junto a María y a lo mejor junto a Gustavo.

Imaginaros el panorama. La damisela dividida entre los dos, penando a la sombra de un cocotero mientras sus hombres dirimen sus cuitas a golpe de lapas o cangrejos.

Una situación inenarrable que encumbraría el reality, que en el fondo es de lo que se trata.

Los tres reman a favor de obra con la aquiescencia de la productora y de la cadena que ya se frota las manos ante los posibles índices de audiencia que ayudarían a dejar atrás el regusto amargo del último “Gran Hermano”.

María se ha sentado esta tarde en “Sálvame” como invitada, para negar su “principado” y con las colaboradoras vestidas de fantoches, bueno han querido hacer como que son “princesas” en solidaridad con ella, pero el resultado da grima verlo. La foto que acompaña este artículo da muestra de ello.

Quieren seguir estirando un guión que a no ser que un avezado guionista pergeñe algo nuevo y contundente, no parece que vaya a resistir hasta Marzo, fecha en la que presumiblemente comenzará la nueva edición de “Supervivientes”.