Dice el refranero español que "no hay mal que por bien no venga". Y es que, como aseguran en las antiguas culturas asiáticas, toda parte negativa tiene un lado positivo, y viceversa.

La situación de Gustavo y María Lapiedra

Situación que está viviendo en sus propias carnes un Gustavo González a quien parece le ha cambiado la vida en cuestión de poco más de un mes de la mano de su historia a tres bandas que le ha relacionado con su compañera en Mediaset España, María Lapiedra, y el novio de esta que sería el gran perjudicado de todo este asunto.

Y es que más allá de haber comprometido sus matrimonios, dejándolos heridos de muerte cuando no enterrados definitivamente, lo cierto es que la proyección pública de todo este affaire de índole pasional que se ha ido revelando a cada minuto en la televisión.

Les está suponiendo unos réditos económicos que muchos de nosotros no somos capaces de amasar en mucho tiempo. Muchos ni siguiera en años. A tenor de lo publicado por nuestros compañeros de QMD! quienes han venido detallando todo este asunto con informaciones puntuales, confidencias y detalles íntimos que a buen seguro han sonrojado a sus protagonistas. El paparazzi se habría embolsado a través de sus distintas apariciones en Sálvame diario, Sábado Deluxe y las revistas, la increíble cantidad de 20.000 euros en menos de un mes.

Sobre este asunto conversaban nuestros colegas de Cotilleo en una entrevista en exclusiva en la que, no sabemos si por sorna sabedor de la cantidad de euros que está amasando a través de contar y comentar los detalles más íntimos de su vida, daba como primera respuesta a la pregunta de cómo se encontraba como "genial, muy bien, cómo voy a estar".

Gustavo, harto de estar en el centro de la polémica

Sin embargo, lo que parece dinero fácil no lo está siendo ni para él ni para los otros dos implicados en este asunto a tres bandas como son María Lapiedra y su chico Mark Hamilton.

Así lo aclara recordando que lo que más desea en estos momentos es que las audiencias se vayan a tomar por donde la espalda pierde su nombre y "me dejen en paz", negando que tenga interés alguno en estirar el chicle.

De hecho, y sabedor de que tendría la oportunidad de ir a Supervivientes 2018 a seguir estirando esa fama inesperada y lucrativa de la que está gozando a cambio de su intimidad, Gustavo apostillaba que "no debo ir", a pesar de que le estén tentando de una manera muy difícil de renegar. Como recogen los sabios dichos asiáticos, todo tiene un lado bueno y uno malo. Vamos que nada sale gratis Gustavo.