Cada vez Edmundo Arrocet y María Teresa Campos parecen más distanciados. La pareja, que se ha vuelto a reencontrar después de unos días separados con motivo de la grabación de parte de la segunda temporada de Las Campos en Estados Unidos, sigue dejando patente que, aunque se quieren, estos son el ying y el yang, el norte y el sur, o las dos caras de la moneda.

Algo que ambos ya sabían cuando se conocieron pero que han logrado salvar por el cariño que se tienen y que parece estar por encima de todo. También por encima de dos maneras muy distintas de entender la vida como son las de la matriarca de Las Campos, acostumbrada a la buena vida y los lujos y las del sudamericano, con los pies mucho más en el suelo y sabedor de lo que cuesta un euro.

Y es que solo hace falta ver cómo la veterana periodista vive a puro lujo en una mansión de más de cuatro millones de euros, con todo tipo de facilidades y un servicio que le hace la vida de lo más sencilla, y cómo lo hace un Bigote Arrocet a quien es habitual encontrar en el transporte público o, como lo han retratado en los últimos días, comprando ropa en una tienda de moda de segunda mano.

Una afición que a cualquiera podría parecernos de lo más normal, pero que en según qué entornos no está visto con los mismos ojos, tal y como se desprende de las informaciones que nuestros compañeros de Periodista Digital han revelado al respecto hablando abiertamente de una posible bronca entre ambos a causa de este tipo de actitudes del americano.

Después de una infancia de lo más dura, abandonando muy pronto el hogar familiar para salir adelante, Edmundo Arrocet sabe lo difícil que es ganarse la vida y no tiene reparo alguno en vivir alejado de los lujos, aunque le gusten, como a todo hijo de vecino. Sin embargo, su novia, acostumbrada a vestir de firmas y marcas inalcanzables para la mayoría de los mortales, no entendería esta actitud de Bigote mientras las cosas les marchen relativamente bien.

Cabe recordar, no obstante, que Bigote es un gran aficionado a la moda y un gran conocedor de materiales, cortes y tendencias que alimenta, entre otras cosas, también a través de ver por dónde van los tiros en las ropas más conocidas de moda vintage, como aquella en la que habría "picado" comprando algo.

María Teresa Campos y Bigote Arrocet, dos polos opuestos unidos por el amor

Lo que parece claro es que solo el amor entre ellos es capaz de unir a dos personas que se antojan dos polos opuestos en tantas cosas como ellos. Veremos si María Teresa le perdona su nueva y poco glamurosa afición.