No es nada nuevo. Según qué tipo de historias, especialmente aquellas que rebosan morbo por los cuatro costados, son pura atracción para que los espectadores que andan haciendo zapping por la televisión decidan quedarse y entretenerse un rato durante su tiempo libre.

Algo que formatos como Gran Hermano, ahora más en duda que nunca por sus bajísimos datos de audiencia, producen a cada poco rato y que en este caso ha tenido lugar en el debate de los domingos por la noche de este programa de tele realidad y no precisamente por algo que sucedía en la casa de Guadalix de la Sierra, sino por lo que sucedía en el plató.

Y es que ya hace tiempo que, como pasa en Sálvame y en el Deluxe, es casi tan importante para el desarrollo de la trama del programa lo que ocurre entre las cuatro paredes con los concursantes como lo que sucede bajo los focos del plató, donde no son pocos los ex concursantes, famosos y rostros conocidos de la televisión que van allí a analizar lo que ven.

Pues bien, uno de esos tertulianos, en este caso hablamos del ex gran hermano Alessandro Livi fue quien lanzó la gran bomba que acabó por hacer despegar a un programa del que se había venido dudando en términos de audiencia -y del que se llegó a reducir el tiempo de emisión- a golpe de puro morbo.

Tal y como confirmaba el propio ex concursante de GH italiano, este mantuvo una relación que iba bastante más allá de la amistad con Miriam, concursante de este mismo programa y que nadie sabía había mantenido historias de cama con el transalpino.

Tanto es así que la bomba dejaba a los comentaristas traspuestos y con miles de preguntas.

A partir de ese momento el centro de atención pasaba de estar dentro de la casa al plató, donde este quiso ser cauto y no dejó que le tirasen de la lengua. Eso sí, una vez la revelación ya estaba dando la vuelta no solo a los pasillos de la cadena de Fuencarral, sino obviamente también por las redes sociales, donde todos los tele espectadores no hablaban de otra cosa.

Se acaban las dudas sobre Jordi González en Mediaset

El resultado de tal revelación, así como del buen hacer del resto del equipo, se tradujo en una de las mejores cuotas de pantalla del debate de Gran Hermano en la presente temporada cerrando su emisión con un 16,4% de cuota de pantalla que respaldaba no solo al formato, sino también a un Jordi González a quien se le tenía en el punto de mira tras la cancelación de su último proyecto Mad in Spain y de los malos datos con los que arrancó el debate dominical. Ahora, parece, nadie se atreve a cuestionarlo.