Seguimos conociendo cosas tremendas de Harvey Weinstein y su comportamiento archiconocido. Ahora se sabe que, como un Al Capone cualquiera, o mejor dicho, como si fuera la Stasi de la RDA, él tenía una red de espías por todas partes encargada de desacreditar a quien osara siquiera criticarle o acusarle de sus abusos sexuales. Y no venían de cualquier parte: el Mossad israelí, considerado el mejor servicio secreto del mundo.

La revista The New Yorker ha hecho una investigación profunda del caso y ha descubierto lo que decimos: que desde hace años, trató de hundir a quienes iban contra él, y más si eran mujeres acosadas, gracias a gente infiltrada que había trabajado en el Mossad y otros servicios secretos de Israel.

Contactaban con las ex mujeres de periodistas para desacreditarlos

Una agente israelí, que trabaja en Black Cube, una de las empresas que investigaban para él y que cobra 200.000 dólares, se hizo pasar por feminista para contactar con la actriz Rose McGowen, quien lo iba a denunciar. Grabó conversaciones con la actriz, que pensaba contarlo todo en un libro de memorias, “The Brave”, donde dedica varios capítulos al productor. Otra sociedad que investiga para Weinstein, Kroll, logró fotos de la McGowen con Weinstein en varias fiestas y entregas de premios, donde la actitud de ella con él parecía de amistad y buen rollo a tope.

También la misma agente infiltrada, bajo otra identidad falsa, contactó con periodistas que tenían pruebas contra Weinstein, e investigaron ella y los otros ex agentes sobre su vida personal y sexual para desacreditarlos.

Entre ellos, en la vida de la ex mujer del periodista Ben Wallace. O con el cineasta Robert Rodríguez, ex pareja casualmente de Rose McGowan, para obtener detalles negativos de la personalidad de ella. También contrataron a detectives privados para vigilar a gente como Ronan Farrow, que no necesita presentación, y cuyas investigaciones periodísticas fueron culminantes.

También chantajeaba a sus empleados recuperados de Miramax

Curiosamente, entre los abogados que defienden fervorosamente a Weinstein, hay muchas mujeres, que califican de “conspiración” las acusaciones contra él. Pero se ha descubierto que Weinstein reclutó a algunos de sus antiguos empleados en la productora Miramax con el pretexto de escribir un libro sobre “los años dorados” de la misma.

Lo que pretendía era hacer listas de ex empleados y actrices para controlarlos y que no dijeran nada contra él, intimidándolos y chantajeándolos.

Mientras tanto, Weinstein ha sido expulsado de varias instituciones y academias, donde él figuraba con honores de dios, como se imaginarán nuestros lectores, conociendo su insaciable ego. Y todavía no ha acabado el calvario para el antaño poderoso magnate, al cual todavía le quedan muchos frentes abiertos de investigación contra él, y que prometen abrir más secretos sórdidos.

Eso sí, ha sido internado en una clínica para curarse de su adicción al sexo, y se dice que el actor Kevin Spacey, también con su carrera gravemente dañada por otro caso de acoso, en este caso homosexual, compartiría estancia con él.