Cuando apenas estamos a punto de entrar en la última hoja del calendario y el año 2018 asoma a la vuelta de la esquina parece imposible no fantasear un poco con qué será lo que nos depare a nosotros y los nuestros ese nuevo año entrante en el que, a priori, todos deseamos que, como mínimo, nos vaya mejor que el presente.
No será hasta las campanadas y el brindis de primero de enero cuando nos deseemos un feliz 2018 mientras pedimos deseos y nos hacemos propósitos de año nuevo. Algo a lo que los famosos como Belén Esteban no son para nada ajenos.
De hecho, más bien todo lo contrario ya que no hay sarao o evento de turno a partir del primero de noviembre en el que no se les pregunte a cada paso qué le piden al nuevo curso que amenaza a la vuelta de la esquina.
Así le sucedía a la Princesa del pueblo durante la presentación de este semana de la nueva línea de joyas de su amiga y periodista Mila Ximénez en el Museo Chicote en la céntrica Gran Vía madrileña donde la de San Blas se convertía en la gran atracción de todos los medios de comunicación congregados para tal evento.
Allí, nuestros compañeros de Cotilleo, cámara en mano, no tardaron en preguntarle, además de por varios asuntos de actualidad, por ese 2018 que, de entrada, parece se antoja mucho más tranquilo y, quién sabe, si como inicio de algo muy importante a nivel sentimental de cara al más que posible anuncio de boda y, quién sabe si de rebote, a la llegada de su segunda hija ahora que ella y Miguel se han quedado solos en casa.
Cuando todos los presentes estábamos esperando que la rubia más famosa de España se descolgase comentando alguno de estos asuntos, o incluso pidiendo salud para los suyos, la copresentadora de Sálvame se descolgaba con dos deseos tan insultos como sorprendentes por su falta de contenido como los que vociferó.
Belén Esteban, en su mejor momento
Por un lado, Belén le pidió al próximo año que sea aquel en que "acabe lo que tiene que acabar", en una clara alusión al recurso preparado por Toño Sanchís para tratar de evitar pagar el casi medio millón que en primera instancia la justicia indicó que debía abonar a la que fuera su representada.
Por otro, y sonando a relleno, la Esteban pidió "quedarme como estoy, porque estoy muy feliz" lo que deja bien a las claras que su felicidad se extiende ya no solo al plano sentimental donde el matrimonio asoma, sino también al económico donde las cosas marchan mejor que nunca. Veremos si se le cumplen todos los deseos.