Ni el programa empieza cuando la sintonía de Sálvame empieza a sonar ni termina cuando el presentador de turno se despide hasta la próxima emisión. Algo que todos suponemos y que los que hemos sido testigos de cómo funcionan las emisiones del programa de corazón decano de la televisión española podemos confirmar.

En lo que se refiere a los preparativos estos no difieren mucho de lo que muchos de los espectadores pueden presentar. Con la intención de preparar un poco los contenidos, las secciones y algunos temas del día y su tratamiento todos los pesos pesados del programa -tanto de delante como de detrás de las cámaras- se reúnen para ponerlo todo en común.

Posteriormente llega la prueba de cámara en el plató y, mientras la gente se acomoda en el mismo, se ultiman detalles de vestuario, peluquería, maquillaje y revisa el móvil hasta que la dirección avisa del inicio.

Cuando acabe el show, no siempre es igual aunque sí la mayoría de los días. Si bien hay jornadas que, por motivos de compromisos de unos u otros terminan con los rostros protagonistas del programa volviendo a su casa en coche propio o taxi, la mayoría finalizan con el ya famoso afterwork que lleva a los colaboradores, y también a los presentadores a excepción de Paz Padilla, a hacer un repaso de todo lo que ha sucedido en el plató en el bar más cercano a los estudios de Fuencarral: El famoso bar La Muralla.

Es allí donde estos han celebrado grandes tardes, buenos datos de audiencia, cumpleaños y todo tipo de buenas nuevas, además de alguna que otra bronca y reconciliación que los camareros callan como si de un contrato de confidencialidad les impidiera revelar nada de lo que sucede allí cuando los famosos corretean por dentro o por la terraza.

Sálvame acaba entre copas

Fuera, y a pesar del mal tiempo, pero como más de uno fuma acaba siendo inevitable, se producen escenas como la que en las últimas horas subían Belén Esteban o Kike Calleja a sus perfiles oficiales en las redes sociales acompañados de Terelu Campos y de María Patiño.

Allí, más allá del tabaco, y como se puede ver en la fotografía publicada por la princesa del pueblo, y a pesar de ser días de diario, no se cortan a la hora de pedir copas para brindar por otra jornada tremendamente lucrativa desde el punto de vista económico y que se cierra sin grandes sobresaltos.

Con una duración que oscila entre la media hora y las dos horas los colaboradores de Sálvame tratan de no perder ni un afterwork. Ellos que pueden.