Kiko Rivera ha entrado en la casa de Gran Hermano 18 durante el debate, que ha cambiado su horario debido a su baja audiencia, del pasado domingo 22 de octubre. En un intento incansable de la cadena por seguir manteniendo el formato, que tras muchos años siendo el gigante de Telecinco, se ve en un estado de agotamiento por parte de la audiencia, quien no ha dudado en mostrar su descontento desde el comienzo de la edición. Primero por la entrada de 100 concursantes a la casa y luego, por la decisión del reality de prescindir de su canal 24 horas, que ha vuelto para tratar de contentar a los telespectadores más fieles de Gran Hermano.

El hijo de Isabel Pantoja, con una imagen renovada tras haber perdido casi 30 kilos al someterse a una operación para ponerse una banda gástrica en el estómago el pasado mes de julio, ha reaparecido en televisión en medio de la polémica que acontece estos días con el trío amoroso de su hermana, Isa Pantoja, su ex Alejandro Albalá y el padre de su hijo, Alberto Isla, con el que podía haber retomado la relación, tras unas imágenes publicadas por la propia Isa en su Instagram en la romántica ciudad de Paris pocos días después de romper su relación con Alejandro Albalá, con el que compartió tres años de amor.

Además, este sábado la niñera de Cantora, Dulce, se sentaba en el poli Deluxe para defender a la que fue y sigue siendo "su niña". El DJ, exento de todo el revuelo, entra, junto con Carlos Lozano y Alyson Eckmann, dispuesto a revolucionar Guadalix de la Sierra durante los próximo cuatro días.

Nada más entrar en la casa, el hijo de Isabel Pantoja ya ha causado las primeras reacciones entre los concursantes que totalmente abrumados por la entrada del huésped VIP al hotel 1818 de 'Gran Hermano Revolution', prueba de esta semana que divide la casa en sirvientes y señores no dudaron en darle la bienvenida al marido de Irene Rosales. Por su parte, otros habitantes de la casa prefirieron mantenerse al margen.

Sin lugar a duda, quien más disfrutó y nos hizo disfrutar la entrada de Paquirrín fue Pilar. La de Zaragoza se comió a besos a Kiko Rivera y nos dejó una de las frases que pasará a la historia del reality: "Qué me cago viva, Súper", proclamándose totalmente enamorada del Dj.

La también entrada de Carlos Lozano y la americana Alyson Eckmann tampoco parece que vaya a dejar indiferente a nadie y prometen darle 'vidilla' a esta edición dieciocho de Gran Hermano que se encuentra en horas bajas.