La expulsión de Laura, la inmunidad de Carlota entre lágrimas y preocupación, la expulsión por sorpresa y por la puerta de atrás de Petra, nominaciones exprés en el confesionario, la permanencia en la casa de Alyson y Carlos Lozano y la espantada de Kiko Rivera. Todo esto es lo que nos dejó la séptima gala en directo de Gran Hermano Revolution. ¿La primera del fin de Gran Hermano?
Los auténticos seguidores del formato Gran Hermano vivimos la gala de anoche con incertidumbre, rabia, pena e incredulidad a partes iguales. ¿En qué se estaba convirtiendo el reality que tantas alegrías nos ha dado durante todos estos años?
¿Qué le han hecho? Los discretos datos de audiencia de las últimas galas y debates no han servido para que Telecinco sepa reaccionar, sino todo lo contrario. La cadena ha decidido, directamente, cargarse el formato que ha reinado durante dieciocho años en nuestra televisión para crear una especie de 'crossover' de mal gusto entre Sálvame, Gran Hermano VIP y Gran Hermano Revolution. Una tomadura de pelo para los que, de verdad, amamos el formato para anónimos.
Pese a ello, la gala de anoche ofreció a la cúpula de Telecinco un poco de luz al final del túnel, ya que el programa logró remontar sus datos de audiencia hasta obtener un 15% de share y liderar en su franja horaria. Esto, tiene una lectura buena y una mala.
La buena es que este respiro sigue dando alas al reality y aleja la idea de la posible cancelación. Sin embargo, la noticia mala es que, si este experimento de poca monta les ha funcionado, quizás decidan seguir haciéndolo y, de esta forma, cargarse definitivamente el formato. De momento, los VIP´s, a excepción de Kiko Rivera, se quedan en la casa, restando protagonismo a los verdaderos protagonistas del reality; los concursantes.
Por otro lado, la doble expulsión de la noche, la de Petra, no hace más que confirmar las sospechas de que Telecincco ya habría decidido acortar la duración del reality para dar paso a Gran Hermano VIP, un formato que, de momento, sí parece funcionar entre la audiencia, a juzgar por la remontada del share en la pasada gala tras la entrada de los tres concursantes VIP.
Con todo ello, me atrevo a aventurarme al decir que Gran Hermano ha muerto. Mejor dicho, lo han matado. Lo más triste del todo es que, hasta su muerte total, nuestro formato continúa agonizando y transformándose en algo que nunca quisimos ver. Sólo nos queda aceptarlo y disfrutar de las semanas que queden de concurso.