Hace una semana Intereconomía se hacía viral con una frase muy famosa acerca de que Kim disparase, que así se iba a ganar, refiriéndose a Barcelona. Una frase en la que se animaba a atacar la ciudad. Declaraciones emitidas por el programa "Gracias por nada" de una cadena llamada Intereconomía, que causaron conmoción al consentir que se emitieran, y la cosa no quedó ahí.
Una polémica que cobra vida poco tiempo después de que otro sketch fuera de la misma manera denunciado por un diputado de la formación morada: Fernández Rubiño. Fue en un programa en el que se trató de hacer ver la homosexualidad a través de una aplicación, que observando los rasgos de la cara descubría si alguien era o no homosexual.
Las críticas a la cadena han sido duras y llamativas y la respuesta de Intereconomía ha sido clara: ni están arrepentidos ni van a rectificar nada, así lo confirman fuentes cercanas a la cadena. Gonzalo Bans, el director, asegura que haga lo que se haga va a ser mal visto por algunos y a otros les va a gustar, así que ellos van seguir en su línea sin preocuparse por nada.
El director de la cadena asegura que la sátira actualmente va junto a las noticias y que con la que está cayendo en Cataluña no van a hacer sátira de otros temas, como pueden ser el naufragio del Titanic, irrelevante en la actualidad.
El problema de todo esto es que la moralidad transmitida, tanto en una polémica como en otra, ha sentado francamente mal y ha sido duramente criticada en las redes sociales, algo que para el director de Intereconomía ha sido debido al sambenito de popular que se tiene de esta cadena.
Gonzalo Bans continuó alegando que se sentía muy decepcionado, ya que en este país no se le consentía a la derecha hacer algo de lo que la izquierda estaba muy bien dotada, de humor. Aludía a que es una herramienta humorística con la que siempre se ha hecho crítica social y política: la sátira. Algo a lo que, por otra parte, dejan claro que no piensan renunciar, además de sentirse muy mal por el trato de los medios que les han criticado.
Ellos denunciaban lo que significaba la idiotez de crear una aplicación que permitiera identificar a las personas homosexuales simplemente con los rasgos de su rostro, no lo contrario, y que con lo que se ha dado entender se han sentido francamente humillados. Según ellos cualquiera que lo estuviera viendo sabía que mantenían un respeto absoluto al colectivo LGTB y a la libertad de cada persona para ser, pensar y hacer lo que quiera con su cuerpo y su vida.