Las polémicas parecen dársele demasiado bien a Eduardo García Serrano, a quien hemos visto con frecuencia no solo en las transmisiones de Intereconomía, sino también en múltiples escándalos que han contribuido en demasía a incrementar su controversial fama. El más reciente de ellos involucra al colectivo LGBT, con el cual es bien sabido, el tertuliano siempre ha entrado en conflicto.
En esta ocasión no es para menos. Tras lanzar unos comentarios bastante fuera de lugar en contra de dicha comunidad, las redes sociales no han tardado en comérselo vivo y ahora el presentador también tiene una demanda en la Fiscalía, a razón de su intolerancia en los medios de comunicación.
Pero él de momento, no parece muy dispuesto a retractarse.
La afirmación en cuestión se dio cuando el periodista afirmó que, si a la clase de su nieto asistía algún individuo LGBT, iría a parar a la cárcel.
Fue tras estas palabras homófobas con la asociación Arcópoli se encargó de establecer la denuncia correspondiente, con la cual se acusó a García Serrano de difundir amenazas y odio en contra de los gays, las lesbianas, los bisexuales y los transexuales.
¿Irá a olvidarse la gente de este exabrupto con el transcurso de las semanas?
Es poco probable. Aunque ya antes se ha dado a notar con escenas lamentables sin recibir por ello consecuencias reales. Recordemos que hace tan solo tres años se nos caían las caras de vergüenza, luego de escucharlo referirse a una socialista como "zorra" y g*arra".
Otra que no se ha librado de sus afiladas palabras ha sido Anna Gabriel, portavoz de la CUP para con quien tuvo las peores faltas de respeto, calificándola como "malf*llada" y "p*ta".
Otra que forma parte de su compendio de deleznables afirmaciones es Irene Montero, pareja sentimental de Pablo Iglesias y actual portavoz de Podemos, o como el showman prefiere llamarla, "la chati de Iglesias".
De hecho tampoco ha pasado demasiado tiempo desde este desliz misógino en televisión.
Escenas tan lamentables como estas últimas pese a todos, siguen formando parte de la hemeroteca y esperando su debida sanción, a tal grado que el tertuliano probablemente ha perdido el miedo de hablar de quién sea y como sea.
No sucedió así con los comentarios para Anna Gabriel, tras los cuales García Serrano se vio obligado a ofrecer una disculpa pública; acción que pese a todo, a muchos continuará pareciéndoles insuficiente.