La undécima gala de Supervivientes empezaba con mal pie para Laura como consecuencia de la nominación directa que había recibido durante la Asamblea Garífuna de Tierra de nadie 10.

Una Laura Matamoros muy desanimada en Supervivientes

La hija de Kiko Matamoros se mostraba al principio del programa desanimada y con algo de malestar físico debido a sus bajadas de tensión e incluso decía tener fiebre. A pesar de su malestar, Laura realizó la semifinal de la prueba de líder aunque no logró clasificarse para la final que luego ganaría Alejandro Caracuel.

Tras la prueba empezó la gala en la palapa, donde una Laura con un tono mucho más calmado y menos guerrero de lo habitual hacía ver su punto de vista con los conflictos surgidos durante la semana con Iván, Alejandro y José Luis. Después de los enfrentamientos, los ánimos de la ganadora de GHVIP cambiaron automáticamente al decirle Jorge Javier que subiera a una barca, mostrándose de repente alegre y enérgica ante la posibilidad de que eso podría significar que tenía visita.

El reencuentro con Diego

La intuición de Laura era correcta. En Cayo Gallo esperaba su hermano mayor acompañado por una garífuna llamada Argentina que vigilaría que no se filtrara información del exterior.

Laura, que llegó a la isla con los ojos tapados, fue sentada a la mesa con ayuda de Argentina.

Posteriormente, se sacó la venda y se lanzó a los brazos de su hermano fundiéndose los dos en un profundo abrazo, al que incluso se acabaría uniendo Argentina. Tras el abrazo, su hermano le hacía entrega también de una pizza. Pero las sorpresas para Laura no acabaron ahí.

La carta de Kiko Matamoros

Por petición de Diego, Kiko Matamoros escribió una carta para su hija.

Debido a la mala relación entre padre e hijo, la sorpresa se apoderó de Laura cuando su hermano le hizo entrega de la carta, preguntando extrañada y con un nudo en la garganta: "¿Le has pedido tú a papá que la escribiese?", a lo que Diego respondía con sorna: "Lo que hace 'Supervivientes', no lo hace nadie", mientras su padre, observando la escena desde el plató, sonreía.

Emocionada, y derramando alguna lágrima, Laura leyó un fragmento de la que dijo ser "la primera carta que me escribe mi padre": "Querida Laura, estoy siguiendo tu concurso con la atención, el orgullo y la preocupación propia de cualquier padre. He sufrido y he sonreído mucho contigo, casi como una madre. Te pareces demasiado a mí como para saber lo que pasa por tu cabeza en determinados momentos y conocer tu respuesta con anticipación. Felicidades por un concurso que está siendo brillante”.

A la carta también la acompañaba una foto de su novio con su perro y con el mensaje: "Te amo". Después de la visita, la carta y la foto, Laura Matamoros regresó a la palapa con los ánimos completamente renovados y con un poco de pizza para compartir con sus compañeros. Sin duda, esta energía le vendrá muy bien para afrontar esta semana de nominación en la que se enfrenta a Juan Miguel, José Luis y Alba Carrillo por la permanencia en la isla.