No es nada nuevo que la aparente calma que se vive en un programa cargado de egos como lo es Sálvame pende de un hilo tremendamente fino que no se ha roto todavía debido a los intereses de todos los actores con intereses en que todo vaya bien en este espacio.

Sin embargo, las salidas hace unos meses de Rosa Benito, Raquel Bollo o Karmele Marchante, han dejado bien a las claras que, a pesar de que los malabares por ahora estén manteniendo todo en una aparente calma tensa, en cualquier momento, todo puede explotar provocando un efecto dominó de primer orden.

Y es que las razones por las que la mayoría de las estrellas que cada día dan la cara en Sálvame diario o en Sábado Deluxe son, principalmente económicas. La televisión en directo da mucho dinero, y la que da mucha audiencia, más aún.

Eso sí, todo parece tener un límite. Un límite que ha pasado por la cabeza de todos. Empezando por María Patiño, quien después de ser calificada como la más "deshonesta" por parte de sus compañeros emprendía unos días de desconexión a las playas del Caribe donde aprovechaba para reflexionar sobre su futuro.

Algo que en anteriores ocasiones también decidía hacer una Belén Esteban cansada de exponer su vida constantemente y sin tregua en antena y que le han llevado a deslizar en más de una ocasión que si sigue haciéndolo es, únicamente, porque las necesidades económicas les arrecian.

¿Renovará si gana los juicios a Toño y estabiliza su economía? No tiene pinta.

Otro de los que también se ha llegado a plantear su abandono del programa fue Kiko Hernández. Este fue uno de los primeros en revelar el agotamiento a nivel psicológico que le estaba produciendo su presencia en el programa y de la que, eso sí, ha descansado en los últimos meses a raíz de su recién estrenada paternidad.

Quien también ha cogido fuerzas para seguir, al menos durante un tiempo, en este espacio es Mila Ximénez, tras parar para operarse la cara. Ésta espetaba a finales de 2015 que necesitaba "largarse", asegurando que estaba "al límite de mis fuerzas".

Sobre esas mismas fechas, Kiko Matamoros confesaba lo que era un secreto a voces.

Que si no se iba de Sálvame era "porque mi economía no me lo permite". Si se recupera pronto, su presencia en el programa estaría más que comprometida.

La mala relación entre colaboradores y entre presentadores en Sálvame

Más recientemente, este verano, era Paz Padilla la que estaba a punto de arrojar la tolla tras revelar que se había, poco menos, que sentido víctima del 'bullying'. Parece que los ánimos se han calmado, pero una buena oferta o propuesta de cambio le haría salir.

La mala relación existente entre las distintas facciones de colaboradores, entre presentadores y entre ambos bandos, podría provocar movimientos a corto plazo. De momento, los más 'necesitados' tendrán que aguantar carros y carretas.