Buenos días o tardes, queridos lectores, y feliz inicio de semana, para quien suponemos que estará siendo más feliz que para nadie es para Susana Díaz, que superó con creces su prueba de fuego consiguiendo apabullar a sus rivales y manteniendo en el mismo sitio a personas antagónicas aunque sólo fuera por un motivo común: la gravedad que está atravesando la situación del PSOE, y de la necesidad que tienen de erguir la cabeza se movilizaron y la conclusión fue que cada uno debe mostrar lo que tiene detrás.
En esta puesta de largo, la candidata a las primarias enumeró a todos y cada uno de sus principales apoyos con una entonación que la llevaba a a erigirse como la heredera del PSOE reivindicando que a los socialistas nunca se les ocurriría apartar a nadie de la historia y que todo el mundo siempre va a conocer de dónde vienen, quería que se supiera de dónde vienen y hasta dónde quieren llegar, todo ante grandes aplausos.
Y la verdad es que lo suyo le ha costado ya que esto no fue ni mucho menos un reencuentro lleno de emoción contenida como se quiso hacer ver, Alfonso Guerra y Felipe González no habían coincidido en un mismo mitin desde hacía 6 años y esta enemistad tiene poco arreglo, tan solo se toleran cuando la causa lo merece y debido a esto se tuvo en cuenta no sentarlos cara a cara debido a su mala relación.
En las sillas reservadas que había se llegó a situar a Susana Díaz entre Felipe y Zapatero, pero estuvo a su lado Rubalcaba en primer lugar y al segundo Guerra, pero vamos incluso se especula que Rubalcaba intercediera para que González acudiese al acto, Felipe tardó decir que asistiría y Alfonso fue muy rápido en confirmar su presencia.
Valencia, con Ximo Puig, fue el territorio elegido por Pedro Sánchez en un intento por deslucir a Susana Díaz, momentos en los que bajo un partido en crisis la única preocupación es mirarse a uno mismo.
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